20200415

Una mirada intimista, semi-literaria, y semi-periodística del día a día de un pueblo en USA durante la pandemia. También una mirada a las ansiedades personales, nuevos hábitos, e incertidumbres que estamos experimentando todos, seamos del país que seamos: “My friend N. suggests tele-drinking. I finally give in and download Zoom on my laptop. At first, it’s a bit awkward, but soon I get soused and chummy, laughing and shouting at the screen. I don’t like how quickly I can get used to this. Maybe we were preparing for this life all along, the prophylactic life of homes and screens and pantries.” 

A modo de resumen de toda la leña que le ha caído a Zoom durante esta semana, quizá lo más grave no son los agujeros de seguridad (que todo software tiene y que se solventan más o menos rápido), si no el hecho de asegurar que tu producto incorpora cierto nivel de seguridad (cifrado extremo a extremo) cuando esto no es cierto: se incorpora cifrado de transporte, que no es lo mismo, y que es transparante para la corporación.

En todo caso, Zoom es bastante usable, y si el objetivo es usarlo para un evento público o webinar que se va a transmitir en directo en otra plataforma pública, o del cual se va a liberar  la grabación, ningún problema. Si es para reuniones de trabajo, o conversaciones privadas importantes, mejor echar un ojo al resto de plataformas existentes.

El debate está sobre la mesa: que los Estados usen herramientas y plataformas digitales para trazar los contactos entre posibles contagiados puede ayudar a resolver la pandemia y sus próximos rebrotes, pero vulnera la privacidad y derechos de la ciudadanía.

Quizá muchos estamos dispuestos a ceder esa libertad temporalmente si eso ayuda a salvar las vidas del resto de gente, pero dudo mucho de que los Estados quieran proporcionarnos un “botón de desenchufar” para que tengamos el control de revertir la situación al estado anterior una vez la crisis del virus haya pasado.

Como comenta uno de los expertos consultados en el artículo: <<Ramon Miralles, experto en privacidad y ciberseguridad de Ecix Group, entiende que las actuales medidas tecnológicas públicas están legitimadas y ve inviable que Europa exporte un modelo asiático “desproporcionado”. Sin embargo, también remarca que después de la pandemia “sufriremos otro retroceso” de vigilancia digital. “Aceptaremos ceder parte de nuestra privacidad a cambio de sanidad”, explica.>>

Asistí a este webinar la semana pasada, y recomiendo muchísimo verlo, incluso si no se tienen ningún interés en técnicas de IA o en desarrollar aplicaciones para la crisis de Covid.

Juanjo Beunza hace un repaso muy didáctico sobre todo lo que se sabe de la pandemia, con consejos prácticos, y sobre todo intentando trasladar que esta situación no se va a acabar con el fin del confinamiento en abril/mayo, si no que va para largo:  tendremos rebrotes y nuevos periodos de confinamiento durante los próximos 2-4 años, hasta que tengamos una vacuna efectiva (la primera que tendremos en 18 meses es una vacuna experimental, que puede funcionar mejor o peor, pero que seguro habrá que ir evolucionando).

Hace poco se incluyó en esta nuestra recopilación un relato de ciencia-ficción en el que científicos contemplaban de cerca y en vivo (con varios miles años de retraso, eso sí) el día a día de los habitantes de un exoplaneta situado a 2500 años luz de la Tierra. Salvando las distancias, este proyecto de la NASA (que todavía está en pañales), pretende hacer algo similar con un exoplaneta situado a 500 años luz (todavía sin habitantes conocidos, eso sí).

Esta serie de ilustraciones con ciudades desiertas a lo largo de todo el mundo es una preciosidad (y además, la de Madrid es de Ana Galvañ).

En los 90, éste era el sonido que nos abría las puertas del ciberespacio. La infografía original es de este artículo, donde también se explica un poco más en qué consistían en realidad todos esos ruidos raros.

Mucho tardaban ya los Ojete Calor en aparecer en esta recopilación. Y encima no podría haber sido con una versión más épica.