20210323

¿Somos nuestra mente? Si somos nuestra mente, ¿somos las memorias y experiencias que le han dado forma? Si las memorias residen en el cerebro, enonces ¿somos nuestro cerebro? Y si nuestro cerebro es un conjunto de neuronas, ¿somos esa estructura de neuronas y las conexiones que hay entre ellas (el “conectoma”)? Y si ese “conectoma” o estructura de conexiones se puede preservar o trasladar a otros medios no orgánicos ¿se nos puede “copiar” o “preservar”? O, incluso, ¿que otras personas puedan experimentar las memorias almacenadas por nuestro conectoma? Algunas preguntas más, pocas respuestas, y lo que sabe la comunidad científica por ahora sobre estos asuntos, en este artículo.

Antes de echar las campanas al vuelo y comenzar a imaginar futuros a lo Ghost in the Shell, un pequeño dato: tan sólo mapear a nivel de neuronas individuales la zona central del conectoma de una mosca de la fruta (¡ni siquiera el conectoma completo!) ha costado más de 12 años y una inversión total de 40 millónes de dólares. Imaginad las posibilidades a corto o medio plazo de hacer lo mismo en un cerebro humano, billones de veces más complejo.

Que nadie se espere clones ni “fundas” a lo Altered Carbon: los pseudoembriones en cuestión son más bien una especie de modelo o simulación de un embrión real, que va a permitir a los científicos investigar más de cerca las primeras etapas de desarrollo de los embriones, y la aparición de problemas congénitos.

En este artículo se apunta a que una vez comenzamos a hacer desescalada (en los sitios que puede hacer, o en las temporadas en las que va a poder hacerse, más bien), es probable que se produzca el efecto de la “Nostalgia del Confinamiento”. Aun cuando  nadie desea que la pandemia y sus efectos se prolonguen, los que hemos tenido la suerte de poder seguir haciendo trabajo y vida en casa vamos a comenzar a echar de menos la seguridad de un entorno controlado, o vamos a encontrar innecesarios hábitos que dábamos por hecho antes de la pandemia: “The prospect of vaccination shocked my COVID-19 life out of its constrained yet predictable rhythm. I work from home; I wear pants without buttons; I spend Friday nights watching a movie or doing laundry and Saturday nights Zooming with friends. This little world is equal parts dull and intense; everyone I know is sad, exhausted, antsy, and resigned. I can’t wait to leave these confines behind, and yet this world is mine. The people who populate it care about me—they are happy to hear from me, even when I have nothing to say except how hard everything is. The dangers are monumental, but I mostly choose when I confront them.”

En realidad, este “cocooning” o cultural ya empezó en los 80, potenciado por avances tecnológicos como el VHS, los ordenadores personales, o las pizzas congeladas, que hacían posible cada vez más disfrutar del ocio dentro de casa: “The signs of cocooning were everywhere, in wholesome television series such as The Cosby Show and the renewed popularity of frozen dinners such as Lean Cuisines, in the explosion of VCR sales and the uptick in gun ownership. As people emerged from the drug-addled, sexually revolutionized 1970s and early ’80s, cocooning captured a cultural retrenchment and a desire for everything to feel homier and safer.”

En este artículo se aborda una de las cuestiones que más han resonado en los titulares de la semana pasada. Si la Agencia Europea del Medicamento (junto a la agencia análoga en UK y en España, y la comunidad científica en general) nos asegura que la vacuna de AstraZeneca es segura y que, por el momento, no hay evidencia científica que pueda asociar la vacuna a un aumento en la posibilidad de trombos, ¿por qué los estados han decidido suspenderla, si esta suspensión va a causar más muertes por COVID que las que se derivarían de los supuestos efectos secundarios de la vacuna?

La primera es la ilusión de causalidad: “La mente humana busca relaciones de causalidad entre los fenómenos que observa. Lo hace porque representa la realidad en forma de narraciones, las consume y las genera. (..) La realidad, sin embargo, no tiene por qué estar así estructurada; hay niveles de la realidad en los que no existen relaciones causales. Y en los niveles en los que las hay (o así nos lo parece), a veces no son fácilmente identificables. Los seres humanos, sin embargo, atribuimos causalidad a secuencias de fenómenos que, aunque no tienen relación entre sí, ocurren uno detrás del otro.”

La otra, es que en general preferimos sufrir los daños de algo que a priori no controlamos (como el COVID) que de algo que sí decidimos (ponernos la vacuna), aún cuando los riesgos de lo primero sean mucho mayores: “En general, ante dos posibilidades alternativas de causar un daño, preferimos equivocarnos dejando de hacer algo que haciéndolo. Porque al hacerlo, el daño que causamos es activo y otorgamos mayor responsabilidad a quien actúa que a quien no lo hace. Eso es así, incluso, cuando es mayor el daño que se puede derivar de no hacer algo que de hacerlo”.

Aunque es necesario ir con pies de plomo e investigar a fondo cualquier posible efecto secundario, creo que los estados han hecho mucho mal cediendo al miedo y dando estos bandazos con la suspensión de la vacuna: “En España la decisión se ha tomado tarde y, seguramente, empujada por las decisiones de otros estados. Han perdido así los gobernantes españoles una oportunidad magnífica para explicar una decisión (la de no suspender la vacunación con AZ) contra corriente aunque seguramente correcta, y mantener, a la vez, la confianza de la población.”

En otro orden de cosas, pero aún relacionado con la pandemia, Tinder ha empezado a repartir tests PCR gratuitos por correo en USA para tí y tu match, y así intentar que las citas sean un poco más seguras. Aún así, cuidado, que esto no lo garantiza al 100% (pero algo es algo): “But giving out test kits doesn’t make an in-person date entirely safe. Taking a COVID-19 test before meeting up with someone new helps but doesn’t eliminate risk entirely: someone could take the test, send it out, and then catch the coronavirus in the window before the result comes back.”

A través de este artículo descubro el alucinante mundo del “mercadeo” de reviews falsas en Amazon y otras plataformas: existen “agencias” que las marcas o empresas contratan, y éstas reclutan personas via telegram para comprar esos productos y devolverles el dinero gastado después de escribir una review positiva. Todo muy turbio.

Si quieres librarte de una videollamada y ya no sabes qué excusa inventarte, este curioso programa te ayuda a hacer tu trola más pausible simulando diversos ruidos (problemas técnicos en el micro, obras de vecinos, o la más efectiva: bebés llorando).

Con su último EP “Horror Story”, The Midnight han dado una vuelta de tuerca a su sonido para acercarlo más al lado oscuro del retrowave, recordando por momentos a Perturbator o Midnight Danger.

20 minutos en el futuro se pone en modo vacaciones las próximas 2 semanas ¡Nos vemos el próximo 14 de Abril!

20210317

Parece un montaje, una escena sacada de una película, o una posible secuela de “Distrito 9”, pero es simplemente una de las calles de Macao que da al edificio del Grand Casino Lisboa. 20 metros en el futuro.

Como veíamos la semana pasada, el mercado de arte NFT no sólo puede constituir una nueva burbuja especulativa, y traer problemas de apropiación de contenidos y derechos de autor: es que según las estimaciones recogidas en este artículo, la huella de carbono provocada por la emisión de una sola obra de arte NFT puede estar alrededor de la generada por un coche conduciendo durante 1000 km.

En esta especie de artículo-manifiesto, diversos artistas dan su opinión sobre el tema, y en general se insta a buscar vías alternativas en las que un mercado de arte digital pueda ayudar a los artistas a librarse de los intermediarios, sin un coste climático de esta envergadura: “Research into new technologies (including blockchain) is essential. But this has to follow a conscious, less extractivist model. I welcome the fundamental research happening in this space, but there is no doubt that the recent rapid growth of the NFT market exemplifies Silicon Valley’s move-fast-break-things accelerationism. (..) Digital artists absolutely should be able to earn a living making the work they love. But this should not involve the immense footprint it does presently nor the current lack of transparency. New businesses and platforms must align with the values we are hoping to carry into the future.”.

Ante la dificultad (casi imposibilidad) de hacer nuestras tareas del día a día sin usar los servicios de algunas de las grandes corporaciones de Internet, esta investigación de la Northwestern University plantea algunas alternativas interesantes, como las “Huelgas de datos” o el “Envenenamiento de datos”, para anular (o al menos, disminuir) la efectividad de los algoritmos.

Cosas que ya hacemos de forma individual, pero que quizá podrían marcar diferencia con una organización colectiva: “People already use many of these tactics to protect their own privacy. If you’ve ever used an ad blocker or another browser extension that modifies your search results to exclude certain websites, you’ve engaged in data striking and reclaimed some agency over the use of your data. But as Hill found, sporadic individual actions like these don’t do much to get tech giants to change their behaviors. What if millions of people were to coordinate to poison a tech giant’s data well, though? That might just give them some leverage to assert their demands.”

No es sólo que hasta 2011 en la Unión Europea todos los dummys con los que se homologaban la seguridad de vehiculos replicaban el cuerpo medio de un varón: es que ocurre lo mismo en todo lo demás.

Desde los sacos de cemento, hasta los infartos: “Si un hombre y una mujer sufren un infarto de miocardio, ¿quién tiene más posibilidades de morir y no superarlo? Ellas. Concretamente, tienen el doble de posibilidades de fallecer, según un estudio del Hospital Val d’Hebron. No es una denuncia nueva. Esta afección cardiaca ha sido, probablemente, la más socorrida a la hora de ejemplificar cómo siguen existiendo sesgos de género en la investigación y en la atención médica. “Durante mucho tiempo, se consideró que era algo que no afectaba o al menos no lo hacía mayoritariamente a la mujer”, explica la doctora Carme Valls Llobet. “Eso hizo que durante décadas en los estudios que se realizaban sobre esta enfermedad las mujeres estuviesen ausentes o infrarrepresentadas”, añade la autora de ‘Mujeres invisibles para la medicina” (Capitán Swing).”

En una industria copada en buena parte por las grandes producciones, en las que hay poco espacio para historias que no impliquen dispararle a gente o a cosas, una herramienta de código abierto (Twine) dio lugar en la ultima década a una pequeña comunidad de creadores de juegos con ganas de contar cosas diferentes, y con un espíritu que recuerda mucho al fenómeno fanzine en el arte gráfico: “In an industry obsessed with photorealistic graphics, focus-tested gameplay, and ever-evolving open worlds, Twine’s simplicity felt liberating. It imbued games with the DIY spirit of homemade zines, many of them weirder, sharper, and queerer than their mainstream counterparts. According to some of its biggest fans, Twine was nothing short of a revolution.”

Además, uno de los grandes hits creados con Twine, Depression Quest, se pondría en el punto de mira del acoso masivo llevado acabo en el Gamergate, que a su vez se ha revelado como la primera iteración de lo que hoy conocemos como alt-right: “Gamergate’s influence resonated across mainstream politics. The movement bolstered the careers of right-wing outrage merchants like Milo Yiannopoulos, who would later help promote the white nationalist “alt-right.” It fueled the growth of anonymous forum 8chan, which became a base of operations for the violent QAnon conspiracy movement. The controversy also forced companies and news outlets to reckon with much broader, older online harassment problems. Ultimately, many Gamergate supporters probably weren’t that passionate about niche game design software. But they saw ammunition for an endless, ever-evolving culture war — one that continues to this day.”

Entre alguno de los juegos hechos con Twine que se enlazan en el artículo anterior, os recomiendo echarle un ratillo a Cyberpunkland: una pequeña parodia en la que hay que conseguir que nuestra ciudad ciberpunki esté lo más revuelta posible, no vaya a ser que los pandilleros empiecen a hacer ganchillo y a debatir tranquilamente sobre sus problemas.

Podíamos estar acostumbrados a los saxos MIDI, pero este tipo de jazz con “alto-boxes” para saxo parece venir de, al menos, un par de décadas en el futuro.

No es común que haya una bola extra musical en la recopilación, pero descubrí a Lubalin y los temas musicales que crea a partir de broncas de internet me parecen joyas. El más reciente es una especie de pop-country basado en la conversación real con una persona que cree firmemente que su caballo pesa 15,000 libras (unas 6,83 toneladas métricas, más o menos el peso de 2 elefantes africanos juntos).

20210310

La presentación del Neuralink por parte de Elon Musk la semana pasada ha tenido, como siempre, más teatro que ciencia. En este artículo, varios experots en neurociencia resaltan que la tecnología existe desde hace años, y que las prestaciones del prototipo de implante neuronal de Musk son bastante inferiores a productos que llevan en el mercado desde 2013.

En el artículo también se puede descubrir que buena parte de los “avances” probados en cerdos y mostrados por Musk simplemente reproducen los desarrollados por el neurofisiólogo español José Delgado en ¡1965!, con un implante similar probado con toros de lidia (muy castizo todo). Esta tecnología lleva desde entonces evidenciando diversas limitaciones: es hasta cierto punto sencillo “intervenir” funciones motoras, pero las afirmaciones de Musk de que el Neuralink podrá usarse para tratar depresión o desórdenes cognitivos son, como mínimo, muy cuestionables.

Como se apunta muy acertadamente en el artículo, quizá esta apuesta por los neuroimplantes tenga que ver más con la “economía de los datos” que con “mejorar” el cuerpo humano: “Some authors argue, then, that the data economy should be understood as a new permutation of capitalism in which data itself is not a commodity, but capital—that is, something capitalists want to own because it generates value through relations of exploitation. (..) While the device does not represent a major advance in brain-machine interfaces, and the pipeline for applications beyond movement disorders is at best decades long, what Neuralink does offer is an opportunity to harvest data about the brain and couple it to the kinds of data about our choices and behaviors that are already being collected all the time. The device is best understood not as a rupture with the past, but as an intensification of the forms of surveillance and data accumulation that have come to define our everyday lives.”

Y hablando de capital, la última moda en inversión son los NFT’s (non-fungible tokens): es decir, el coleccionismo de la “copia original” de un recurso digital verificada mediante blockchain, que puede ser simplemente una imagen o incluso un tuit. La “copia original” de una imagen ligeramente personalizada del famoso meme NyanCat ha llegado a vender por la friolera de 600,000 dólares.

Leyendo el artículo, no sé muy bien si estamos ante una evolución del concepto “obra original”, o de una nueva burbuja de inversión: “Duncan, who has spent $80,000 buying art on the site, displays his purchases on three monitors in his apartment. The works have appreciated in value, but he hasn’t sold much. “I’ll just hold on to it for the rest of my life and maybe pass it down to my kids,” he said. “Or do what art collectors do and auction it off at the end of my life.””

El verdadero problema viene cuando no hay restricciones para que cualquiera “tokenize” una obra y la añade a su wallet de ethereum (para su futura especulación en este mercado), independientemente de que haya creado esa obra o no. Sobre todo cuando se puede hacer con una simple reply de twitter. Os recomiendo bloquear en twitter la cuenta @tokenizedtweets: independientemente de si las cosas que hayáis publicado en twitter puedan tener valor o no en el mercado de NFTs, nadie que no seáis vosotros debería especular con ellas.

En este mini-reportaje se muestran formas de innovación tecnológica que se están desplegando en Tokyo y que, a diferencia de los anteriormente comentados Neuralink y al mercado de NFTs, sí que aportan soluciones reales a problemas reales surgidos durante la crisis pandémica. Unos pueden ser tan de cajón como lavamanos portátiles y que se auto-desinfectan, o tan interesantes como el uso de robots teledirigidos para re-construir intimidad social, o para no exponer a empleados de supermercados a más riesgos de los necesarios.

Cuando usamos el términos “transición ecológica”, creo que corremos el riesgo de estar camuflando realidades más duras y evitar decir explícitamente que el decrecimiento es la unica estrategia a medio plazo (¡o quizá a corto!) con la que vamos a poder sobrevivir: “La tragedia es que, mientras confundimos transición ecológica con paneles solares y coches eléctricos, seguimos sin tener un debate abierto y profundo sobre nuestro destino. De acuerdo, ponemos en marcha el tren de la transición ecológica: ¿adónde nos dirigimos? ¿A un decrecimiento ordenado que sea capaz de evitar el colapso? ¿A una economía del Estado estacionario? ¿A un nuevo capitalismo verde, igual de voraz pero mejor maquillado y con certificación ecológica? ¿A un ecosocialismo heredero de las utopías del siglo XIX? ¿A seguir haciendo equilibrismos -económicos, ecosistémicos y termodinámicos- esperando que no se nos desmorone el tinglado?” 

Este artículo me parece ORO puro. Vamos por partes: Frank Herbert escribió una de las obras claves de ciencia-ficción del siglo XX, en muchos aspectos muy contracultural (y en otros aspectos, algo reaccionaria), con la sana intención de prevenir de los peligros de depositar la dirección de nuestra sociedad en líderes mesiánicos, o en individuos en general (“los superhéroes son desastrosos para la humanidad”, llegaría a escribir).

Sin embargo, siempre he pensado que, hasta cierto punto, a Herbert le salió el tiro con la culata en esto con Dune. Al convertir en protagonista al gran “salvador blanco” que es Atreides, y al construir un mundo profundamente feudal y oligárquico con el que “los buenos” nunca llegan a romper del todo, deja demasiado fácil el mailnterpretar sátira por admiración, que es justamente lo que hace la extrema derecha con la novela: “Here we see that the alt-right is organized around a fan practice as well as an ideology. They build their fascist utopias by appropriating, remixing, and reinterpreting science fiction and fantasy texts. From Gamergate to the Hugo Awards controversy, geek fascists struggle to make inroads into fan culture. The alt-right fights so hard over these genres because they want to lay claim to imagination’s potential to transcend the here and now.”

En otro orden de cosas, quizá el futuro no eran imperios galácticos, sino poder jugar a una consola sosteniendo un plátano en la mano.

Aunque, bueno, ¿quien necesita un plátano cuando puede jugar al tetris en los displays del aeropuerto?

Desde la pandemia parece increíble ver a toda esa gente junta en 2019, aunque es natural que fuera para ver este conciertazo de Pertubator: el maestro del black-synthwave  y su despliegue musical no se merecen menos.

20210303

Según los testimonios y mensajes internos de ex-empleados a los que han tenido acceso en Buzzfeed, las políticas de Facebook para prevenir desinformación, discursos de odio, y teorías de la conspiración puede ser muy efectivas, siempre que no aparezcan por allí Mark Zuckerberg o Joel Kaplan para cambiarlas a dedo y favorecer (oh sorpresa) a figuras políticas de ultraderecha que extienden, precisamente, teorías de la conspiración y discursos de odio.

“Mark personally didn’t like the punishment, so he changed the rules,” a former policy employee told BuzzFeed News, noting that the original rule had already been in use and represented the product of untold hours of work between multiple teams and experts. “That was the first time I experienced having to create a new category of policy to fit what Zuckerberg wanted. It’s somewhat demoralizing when we have established a policy and it’s gone through rigorous cycles. Like, what the fuck is that for?” said a second former policy employee who, like the first, asked not to be named so they could speak about internal matters.”

Comentábamos la semana pasada que el minado de bitcoin ya consumía más energía al año que Argentina, pero es que también está consiguiendo que haya escasez de stock de procesadores, de tarjetas gráficas con GPU, o directamente de portátiles, en el resto de ámbitos.

Dentro de la siempre excelente agenda que organiza el equipo de deCharlas (UJI), la de la semana pasada fue especialmente interesante. En ella, Emma López nos habló de los distintos sesgos existentes en el desarrollo de algoritmos, y cómo detectarlos o auditarlos (parte del trabajo que hacen en Eticas Research and Consulting).

Y hablando sobre algoritmos, no tengo muy claro si conseguir animar a la gente fotografiada hace décadas mola mucho o da cosica.

Frente a la concentración del contenido (no exclusivamente, pero mayoritariamente) erótico en OnlyFans, muchos creadores están optando por independizarse de las plataformas y recuperar el control de su propia rentabilidad (las plataformas de este tipo pueden llegar a extraer hasta un 20%). Ojalá empecemos a ver más cosas así con todo tipo de contenido, y en otras plataformas como Youtube o Patreon.

La semana pasada, un poco antes de que Daft Punk anunciaran oficialmente su separación, leía este artículo/hilo donde se mostraba un poco del proceso de fabricación de los icónicos cascos que usaba el dúo.

Una reimaginación nostálgica de los 80-90, cuando cada necesidad (hacer fotos, ver películas, escuchar música) tenía su propio dispositivo. Quizá  lo que me da nostalgia de verdad es poder hacer una de esas cosas sin sufrir las notificaciones/interrupciones de todo lo demás.

Hace poco descubrí que el llamado Bardcore (reinterpretaciones pseudo-medievales de temas contemporáneos) es todo un fenómeno iniciado el año pasado y que lo peta en youtube. Aquí va también una buena explicación sobre su origen y desarrollo.