Es posible que Musk haya dado una de las estocadas finales a la supervivencia de Twitter con su absurdo ultimátum del pasado 15 de Noviembre. En un email enviado a medianoche, el nuevo CEO demandaba a los empleados adhesión a una “cultura hardcore” (largas jornadas y horas extra como rutina habitual). Si no existía compromiso a esta especie de régimen de servidumbre antes de las 5 de la tarde de ese día, despido automático.
No hubo muchas sorpresas cuando, juiciosamente, muchas empleadas y empleados de Twitter rechazaron firmar esta especie purga ilegal. Bajo la chaladura Musk, la plataforma se queda cada vez con menos y menos personal, y es cada vez más vulnerable a a brechas de seguridad, problemas técnicos, bots, spam, y al descalabro económico que provoca la huida de marcas anunciantes.
Quizá, la ultima frase de este artículo refleja mejor que ninguna otra el actual estado de Twitter: “Twitter no longer has a communications department to contact for comment.”
Este continuo torrente de gente abandonando la compañía es lo que va a provocar el progresivo deterioro de la plataforma, que vamos a ir presenciando durante los próximos meses. Previsiblemente, Twitter no se romperá de un día para otro: será un continuo goteo de bugs, inoperancia para moderar contenidos, y vulnerabilidad ante ataques de crackers, lo que puede acabar matando a la plataforma.
¿Por cierto, os he dicho ya que estoy en Mastodon? @darum@indieweb.social
“Whether it’s manual RTs appearing for a moment before retweets slowly morph into their standard form, ghostly follower counts that race ahead of the number of people actually following you, or replies that simply refuse to load, small bugs are appearing at Twitter’s periphery. Even Twitter’s rules, which Musk linked to on November 7, went offline temporarily under the load of millions of eyeballs. In short, it’s becoming unreliable.”
“He presents a dystopian future where issues pile up as the backlog of maintenance tasks and fixes grows longer and longer. “Things will be broken. Things will be broken more often. Things will be broken for longer periods of time. Things will be broken in more severe ways,” he says. “Everything will compound until, eventually, it’s not usable.”
Igual que Elon Musk, la industria Tech de Silicon Valley parece estar atravesando una crisis de los 40. La pandemia, la inflación, y la subida de tipos de interés dan fin a una época en la que el capital riesgo llovía del cielo a base de power points.
El ecosistema que esto nos deja no es excesivamente ejemplar: grandes cantidades de dinero gastado en problemas irrelevantes o criptofantasías, muchas empresas poco sostenibles, y despidos masivos.
“It would be unfair to suggest that all of these moves are the emotional equivalent of a 52-year-old man dyeing his hair and trading the minivan for a Corvette. Companies going big and spending lots of money on important and difficult problems with uncertain solutions is cool, in a way. But at the moment, a lot of these bets look half-baked, catastrophically expensive, or outright fraudulent.”
“These explanations—the macroeconomic one and the psychodynamic one—intersect. The tech industry, which had perfected the art of optimizing digital spaces for engagement and ad placement, was prepared to invest deeply in the next adventure. But it’s gotten smacked by post-pandemic inflation and rising interest rates, which has made this pivot harder to execute. The result is the current news: mass layoffs across companies that just a few years ago seemed utterly unstoppable.”
Muchos de los esfuerzos en conseguir Inteligencias Artificiales más éticas están dirigidos a disminuir los sesgos racistas y de genéro que los humanos introducimos en los algoritmos al crearlos y entrenarlos. Pero este artículo apunta, muy acertadamente, a problemas igual de graves: la explotación y precariedad del personal empleado por las industrias de etiquetado y moderación, de las que se nutren las IA:
“Far from the sophisticated, sentient machines portrayed in media and pop culture, so-called AI systems are fueled by millions of underpaid workers around the world, performing repetitive tasks under precarious labor conditions. And unlike the “AI researchers” paid six-figure salaries in Silicon Valley corporations, these exploited workers are often recruited out of impoverished populations and paid as little as $1.46/hour after tax. Yet despite this, labor exploitation is not central to the discourse surrounding the ethical development and deployment of AI systems. In this article, we give examples of the labor exploitation driving so-called AI systems and argue that supporting transnational worker organizing efforts should be a priority in discussions pertaining to AI ethics.”
Parece que la estética Vaporwave, esa prima noventera del synthwave, va a ser todavía más mainstream durante el año que viene. ¡Veremos!
Y otro tipo de estética, a caballo entre lo barroco y el metal extremo apocalíptico, es la que trae la obra de Paolo Girardi. Aquí una galería para conocer un poco más su obra.
Aunque si alguien nos ha de presagiar el advenimiento del apocalipsis, ese será Clippy. Miradle a los ojos. Estoy convencido.
No soy muy de pop indie, pero esta sátira de Los Punsetes me parece inteligentísima y aterradora. En ella, nos reflejan con ironía el concepto desquiciado de nación que fomenta la ultraderecha, con una España “con más tontos que listos, con más fuerza que maña” y “por encima de todos los malos españoles”.