20200624

La industria de los cruceros (al menos, la de USA) es, en cierto modo, un modelo en miniatura del país que le gustaría construir a Trump: poblado de señores blancos de mediana-tercera edad consumiendo todo el tiempo, gobernado por corporaciones que evaden impuestos y esquivan regulación laboral, con trabajadores precarios y preferentemente inmigrantes, seguridad privada que colabora en el encubrimiento de agresiones sexuales, poca y mala sanidad, y especialmente vulnerable a pandemias como la del COVID: “The cruise ship outbreak was the American pandemic in miniature; the virus fed off the inequities and deficiencies of health, labor, and housing systems. Cruise ships, with their Parasite-like layering of workers and pleasure seekers, are like massive floating models of extreme inequality, of what a society looks like when its leaders cut the “social” out of the social contract.”

Y, como relata el artículo, no es sorprende que Trump sea amiguísimo del dueño de una de las principales compañias de cruceros de USA (Carnival): los Cleptócratas funcionan así: Of course Donald Trump and Micky Arison, chair of the world’s largest cruise company, are friends. It would almost be weird if they weren’t: two hospi­tality billionaires who inherited their fathers’ businesses and have a passion for tax avoidance and a flair for showmanship. They go way back. Trump attended a Heat game with Arison in 2005, the same year Carnival hosted an Apprentice-themed cruise.”

La semana pasada, varias mujeres acusaron a Warren Ellis de un comportamiento predatorio tristemente común en las industrias del entretenimiento: el de usar su posición de influencia para, de forma sistemática, encontrar mujeres mucho más jovenes que él con proyectos artísticos, formar relaciones de “mentor-protegida” para “ayudarles a entrar en la industria”, y continuamente traspasar los límites de esta relación para poder acosarles con guarradas por chat y ejercer manipulación emocional sobre ellas. Y cuando esto comenzaba a ser aburrido, pues a por la siguiente.

Tengo todas las novelas y buena parte de los comics de Warren Ellis, y hasta ahora lo admiraba bastante, pero conforme leía las declaraciones de @katiewest, @theremina, @zoetica, y otras tantas, más me cuadraba todo. Sigo en twitter a Warren Ellis desde hace más de 10 años, y me sonaban todos los nicks de ellas porque Ellis las ha ido mencionando o publicitando en diferentes epocas, nunca a la vez. Las gracietas de “soy un viejo verde que va tras jovenes góticas”, a lo mejor no eran bromas. La no-disculpa que Ellis publicó en twitter fue doblemente decepcionante, y exactamente igual a un montón más de no-disculpas que hemos visto durante el #MeToo.

Y todo esto es el disgusto, tristeza, y decepción de una persona random (yo) que leía sus novelas y cómics. Imaginad cómo se han sentido y se sienten sus víctimas, las que le han tenido que sufrir.

Como apunta el autor de este artículo, antiguo parroquiano del foro que tuvo Ellis en Internet durante los 90, quizá teníamos todas las pistas de esto delante nuestro y mirábamos para otra parte. Esperábamos mucho más de tí, Warren.

En otro orden de cosas, ya te puedes comprar tu propio Boston Dynamics Spot por el precio de un coche caro (alrededor de 70,000$).

Hay mucho potencial de aplicaciones, positivas y negativas. Lo preocupante, quizá, es que tampoco va a haber un control en la práctica para evitar las negativas: “Perry says that Boston Dynamics will enforce a code of use for the robot: no weapon attachments and no use cases that can “harm or intimidate” people. But like any firm selling its wares online, it has no real way of stopping malicious uses once the robot is out of its hands. This is true of many technologies, of course — from drones that are turned into remote bombs to 3D printers used to make untraceable firearms for criminals.”

En este artículo me he dado cuenta de que no soy el único que alucina con la actitud de bastante gente, que parecen creer honestamente que la crisis de la pandemia ya ha terminado, cuando a mí me parece que, siendo optimistas, hemos pasado el 20% de lo que queda de todo esto. En este ciclo hiper-acelerado de información en el que vivimos, me da la impresión de que ya no olvidamos las crisis tras sobrevivir a ellas, si no que las estamos olvidando cuando aún estamos en plena crisis.

Pero también, como se comenta en esta columna, tampoco sabemos las historias detrás de los demás. No sabemos si han tenido que estar en primera línea mientras los demás estábamos en casa, o cómo ha afectado la crisis a su salud mental y a la de su entorno, o si salir a la calle a hacer cosas es la única via de escape que les queda para no reventar. En fin, pinta todo complicado.

Pero como el ejercitar el cuerpo no está reñido con mantener la seguridad, soluciones como las de este gimnasio en California también hace que pensar que se puede volver a disfrutar de cosas a la vez que se tiene en cuenta la seguridad de los demás.

De alguna manera nos las hemos arreglado para entrenar a un sistema de Inteligencia Artificial para que concluya que “Hombre es a Programador, como Mujer es a Ama de Casa”. Será que estos programas sólo pueden hacer una cosa: aprender de nosotros. Y que nosotros todavía somos bastante machistas.

No llegaron a suceder finalmente, pero vale la pena contemplar estos prototipos de dispositivos Apple de los 80 simplemente por su valor artístico.

Yo no conocía la historia de Toni Genil y los macarrones que le cocinó a Michael Jackson, pero todo es posible.

20200617

La industria del desarrollo de software (sector que, para bien o para mal,  en esta recopilación conocemos intimamente ) ha sido uno de los que quizá haya sido menos afectado por la pandemia, y uno de los sectores donde es más natural la transición al trabajo en remoto. De hecho, esta transición ya venía dándose desde hace varios años, y la crisis del Covid no ha hecho más que acelerarla.

Esta transición a lo remoto tiene, desde luego, ventajas para trabajadores y empresas, pero si gigantes como Facebook o Google están apostando súbitamente por el remote-first no es únicamente por una honesta preocupación por la salud de sus empleados, sino porque un entorno remoto también permite deslocalizar puestos de trabajo hacia países con menores salarios, y desincentiva la organización colectiva de los empleados.

Como se apunta en el artículo: “I believe one of the more subtle impacts of this new way of working will be the tech workers losing some of the leverage they have over their employers. This will result in the further commodification of tech work, potentially less collective action by employees, and probably lower the salaries in the long run. Put another way, the technology industry will soon get a taste of what has been going on in other industries.”

Y de desincentivar la organización colectiva de los trabajadores, en Facebook saben un rato. Tanto que, en la presentación de ventas para Facebook Workplace (la versión de Slack de Facebook), se vende como ventaja para la empresa cliente la capacidad de censurar palabras en el chat corporativo de la empresa. La primera palabra a censurar que aparece en la presentación de ventas de Facebook, es, por supuesto, “unionize” (afiliarse a un sindicato, en español). Se puede decir más alto, pero no más claro.

Como en esta recopilación no queremos dar la impresión de ser unos neo-luditas odia-empresas (guiño guiño), también nos parece importante contar cuándo una gran empresa toma decisiones éticas acertadas. Habrá que ver las medidas concretas que adopta IBM, pero de momento, el hecho de dar un paso adelante como éste ya dice mucho.

Una interesante mirada a la situación del sector cultural,gravemente tocada tras la crisis de la pandemia, y cómo, intentando sobrevivir, quizá se va a terminar beneficiando todavía más a las plataformas que ya hiper-concentran el consumo cultural y de industrias creativas (Youtube o Netflix).

No sé si serán los mejores momentos, pero la recopilación de novelas está bastante bien (si el seleccionado de Ursula K. Le Guin es “Los Desposeídos”, esto siempre suma puntos).

Me ha dejado flipado descubrir que el Grid Compass se lanzara en una fecha tan temprana como 1982, cuando viéndolo ya es evidente que adelanta muchísimo de los portátiles que usamos actualmente. El invento costaba la friolera de 20,000 dólares (de los de entonces), lo cual explica que no llegara al gran público y se usara sobre todo en entornos como el ejército o la NASA.

Esta cover me ayudó a descubrir “Airwolf” la semana pasada. Creo que la serie no se llegó a emitir en España, pero parece una valiosa aportación a aquel género que causó furor en los 80: el delas seriescon vehículo.

20200610

www.politico.com

Si algo hemos hecho durante estos meses, es especular sobre cómo va ser nuestro mundo tras la pandemia del covid. En este artículo se juntan unas 34 micro-predicciones en distintos ámbitos (economía, tecnología, sanidad, comundiad, etc) que pueden estar más o menos acertadas, pero que desde luego dan para reflexión y debate.

www-ft-com.ezproxy.babson.edu

Después de que Snapchat anunciara que también restringirían la viralización del contenido de Trump en su plataforma, Facebook sigue siendo el único vasallo fiel y leal al presidente, dispuesto a proteger el status quo en aras de una mal llamada “libertad”.

Aunque este artículo sea de opinión, me parece muy significativo que en el Financial Times, un medio tradicionalmente liberal, se acuse de forma tan abierta a Zuckerberg de querer ser la nueva oligarquía de USA (o de Myanmar, o de donde toque). Bien pegados al poder, sin importar las atrocidades que este poder cometa, para tener asegurado escapar a regulaciones: “That brings us to what Facebook’s stance is really about — power. Like most large, ubiquitous and systemically important companies that operate globally, Facebook aligns itself with the powers that be. If it wants to stay this big and unregulated, Facebook cannot afford to upset the rulers of countries where it operates, no matter how abhorrent their actions. We saw that in Myanmar, where military personnel used Facebook to help incite the Rohingya massacres. Now we see it in the US, where Facebook refuses to run afoul of a president who just called in troops to tear gas citizens.”

Lo que quizá cambie en USA respecto a otras protestas anteriores es que ahora todos llevamos una cámara en el bolsillo. Esto nos puede servir para controlar y denunciar mejor abusos policiales, pero también es un arma de doble filo que se puede poner en contra de los protestantes.

Este artículo de The Verge incluye algunos consejos básicos al alcance de todos: mejor ocultar caras pintando sobre la imagen sobreescribiendo pixels (el desenfoque puede ser, hasta cierto punto, reconstruído), y postear capturas de pantalla de las imágenes, para eliminar metadatos.

Youtube es y sigue siendo una de las plataformas más usadas para difundir bulos y radicalizar, y Google no parece tener ganas de solucionar de verdad el problema, limitándose a implementar medidas poco efectivas para quedar bien de cara a la galería.

Lo cuenta Rocío Vidal (La gata de Schrödinger) en esta entrevista: “YouTube vendió que nos va a ayudar a los que estamos combatiendo bulos y desinformación, pero es absolutamente mentira y está haciendo lo contrario. Nos trata igual que si fuéramos un canal terraplanista, con el mismo parangón. (..) YouTube nunca ha sabido tratar a los creadores. Siempre nos ha dejado de lado. (..)  Es imposible hablar con alguien y tratar de hacerle entender algo. Genera una situación de impotencia brutal. (..) Lo que buscan es números, aunque sea en base a fastidiar a unos pocos que intentamos divulgar la ciencia de la mejor forma que podemos, combatiendo bulos y desinformación. Es como un disparo a la bandada. YouTube prefiere eso a gastar recursos para solucionar el problema de verdad.”

Con este titular, casi que no hay que decir nada. Pero el caso es que es todo verdad, y el sistema parece funcionar muy bien.

Eso sí, el trabajo de las almejas es temporal: “Además, tal y como compartió Computer Hoy, para evitar que se acostumbren al agua del suministro, solo utilizan los moluscos durante tres meses y luego los devuelven a su hábitat.”

Llegué a este artículo porque no era capaz de recordar el título de aquella bizarra peli de los 90 con Russell Crowe haciendo de IA Asesina (era Virtuosity, por supuesto). La verdad es que en el artículo se hace bastante buen repaso de lo que fue el furor ciberpunki en el cine de los 90, con sus aciertos y sus errores. Sin duda, el año fuerte fue 1995.

Recientemente “visité” esta exposición virtual de ilustración, que gira en torno a una obra fundamental de lo ciberpunki en los 80 y 90: Akira.

Esta escultura/instalación interactiva ya tiene unos años (2016), pero me parece flipante. Incluye sensores de proximidad para manipular un ferrofluido y completar la escultura conforme el visitante se acerca.

La desescalada comienza para todos, incluído para El Metal y Mislata.

20200603

Esta semana Donald Trump ha conseguido, sin duda, llegar a cotas nuevas de chaladura y sociopatía. Tras el horroroso asesinato de George Boyd por parte de cuatro policías de Minneapolis (un asesinato más en una lista de cientos de casos similares de abuso policial), y las protestas que le siguieron, Trump no tardó en usar su juguete preferido (Twitter) para sugerir masacres de manifestantes. “When the looting starts, the shooting starts”, nada más y nada menos.

Twitter, por fin, ha tomado medidas y ha comenzado a restringir parcialmente algunos de los tweets de Trump por glorificar la violencia contra los manifestantes o difundir bulos sobre el voto por correo. Mark Zuckerberg, por su parte, dice que en Facebook no tienen ningún problema con los posts de Trump. Ante la posición de Facebook respecto a esto, 400 de sus empleados han protestado.

En fin, en el artículo de The Atlantic lo explican todo mejor. Sólo me gustaría que, si estás leyendo esto y quieres ayudar a Black Lives Matter, visites , o

Como decíamos, a ese niño-hombre que es Trump no le ha gustado nada que no le dejen usar Twitter como su juguete personal, ya que no está acostumbrado a que propagar bulos e incitar a la violencia sean cosas que puedan tener consecuencias.

Afortunadamente, la orden ejecutiva que lanzó la semana pasada tiene pocas posibilidades de sobrevivir a los tribunales, pero en este artículo de The Verge explican las delirantes medidas, que con el pretexto de la “libertad de expresión” (más bien la libertad de bulo), podrían resultar en un Internet mucho peor si finalmente son aprobadas.

En las nuevas escenas de esto-ya-no-es-ciencia-ficción que nos trae el día a día de la pandemia, esta graduación virtual con “robots” en Filipinas ha dado lugar a varias imágenes fascinantes e inquietantes (justo lo que nos gusta en esta recopilación).

En la novela de ciencia-ficción “The Fat Years”, de Chan Koonchung, China atraviesa una crisis social y financiera de la que nadie se acuerda dos años después. En este artículo se hila esta distopía literaria con el hecho (en buena parte alentado por el gobierno chino) de que la sociedad China parezca estar olvidando el brote de Covid con sorprendente rapidez, cuando todo apunta a que este primer brote no ha sido más que la primera etapa de algo más duradero.

Nuestro Santo Patrón habla en esta entrevista sobre un futuro cercano que quizá ya comenzamos a experimentar: “There’s never been a culture that had a mythos of apocalypse in which the apocalypse was a multi-causal, longterm event. (..) “But if we are in fact facing an apocalypse,” he continues, getting now into the swing of this particular riff, “that’s the sort we’re facing. And I think that that may be what makes it so difficult for us to get our heads around what’s happening to us.”

La capacidad de hacer deepfakes es, sin duda, un gran logro técnico, pero también apunta a consecuencias serias. Entre ellas, que puede hacer desaparecer la validez del vídeo como prueba legal y documental. Hasta ahora, los deepfakes son más o menos obvios porque los “fakeados” son celebridades o personajes de la actualidad, o actores rejuvenecidos en películas. ¿Pero qué ocurrirá si cualquiera de nosotros puede ser situado en cualquier parte, haciendo cualquier cosa?

En otro orden más ligero de cosas, puede que compartir cena por Zoom o Skype esté más cerca de lo que pensamos.

Estas foto-ficciones de Estados Unidos hechas a base de Drones y Photoshop son de las cosas más chulas que he visto esta semana.

Paradise Cop es el nuevo proyecto musical de Axel Casas (al que seguramente conozcáis por sus surrealistas producciones de humor en youtube), y suena a mandanga Vaporwave de la buena.