20211027

Como se comentó aquí la semana pasada, la marca Facebook (que quizá no el producto o negocio) está más muerta que viva, y la dirección ya prepara rebranding para servir de paraguas a sus diferentes productos e intereses, de forma similar a como ya pasó con Alphabet y Google.

Lo que quizá tendremos que ver es si esta nueva obsesión de Zuck con el metaverso es una forma de distraer la atención y alejar la marca de las (casi) continuas filtraciones y crisis que acompañan a Facebook durante estos ultimos años, o si es una estrategia para construir hype. O quién sabe, si se materializará en algo real, que incremente todavía más nuestra dependencia con las grandes plataformas. No sé muy bien lo que sería peor.

Porque, la verdad, este “metaverso” con el que ahora sueñan los magnates de Silicon Valley (interpretando de forma literal ciencia-ficción en la que esta idea se usa como sátira o advertencia) huele más a fantasía de poder que a necesidad real de los consumidores: “The concept appeals to tech magnates because it connects the rather prosaic reality of technologized consumer attention to a science-fictional dream of escape. You can see why Zuckerberg, plagued by months and years of criticism of his decidedly low-fidelity social networks and apps, might find an escape hatch appealing. The metaverse offers a way to leave behind worldly irritants and relocate to greener pastures. This is the rationale of a strip miner or a private-equity partner: Take what you can, move on, and don’t look back. No wonder fictional worlds with metaverses are always trashed.”

Mientras tanto, el Futuro era esto: plataformas construidas para extraer un combustible fósil cada vez más escaso (pero del que dependemos enormemente), convertidas en parques de atracciones.

En la boyante industria de los streamers y su relación con las marcas, pueden darse contradicciones como la del caso de Ibai Llanos y la “fast food”.

El streamer pone líneas rojas y no trabaja con casas de apuestas o productos financieros (y bien que hace). Pero aunque ha reconocido en muchas ocasiones su adicción al azúcar y a la comida procesada, sus principales sponsors son fabricantes de estos productos: “Pese a que Llanos, que no ha querido hacer declaraciones a este periódico, no se ha cortado nunca en mostrar los efectos nocivos de los procesados y la bollería industrial, son muchas las marcas de comida poco saludable que le patrocinan. A saber: Domino’s, Cola Cao, Doritos, Milka (le envió un cargamento de chocolate), Pepsi, Donettes, Grefusa, El Pozo King (marca de hamburguesas y aperitivos de El Pozo) y, aunque no entra dentro de la categoría de alimentación sino en la de bebidas, Mahou.”

Hablando de comida: leo en este artículo que en Japón hasta la yakuza está en crisis, y muchos de sus miembros no sólo abandonan la mafia para alejarse del crimen y la violencia, si no también para labrarse un futuro estable que la mafia ya no es capaz de ofrecer (como, en este caso, un restaurante de noodles).

Aunque no lo tienen nada fácil: “I was willing to do everything and die for my organization,” he said, “and now I am just switching gears with that same mentality and putting that determination into living and working in normal society.” But finding normalcy does not come easy for former yakuza members, who face social stigma and significant legal barriers. Some government programs offer financial support as members transition from mob life, but many doors remain closed.”

Esta exposición situada en el Strand londinense crea paisajes audiovisuales de ensueño con la tecnología más puntera: “We wanted to give a broad and global representation of how artists are currently working with all kinds of technology as part of their practice, in a way that has not been done before.”

Y en otro tipo de exposición, este articulo recoge lo más destacado del Vintage Computer Festival East 2021 en New Jersey, y todas los clásicos y rarezas que se pudieron ver allí.

Fleet Foxes no son especialmente santo de mi devoción, pero hay que admitir que este videoclip animado con esta canción es una verdadera preciosidad.

20211020

Facebook puede ser una super-corporación muy rentable, pero en términos de imagen y marca está cada vez más moribundo. Como se señala en esta columna de opinión, está demasiado claro que Facebook, como producto, amplifica nuestros peores comportamientos (propósito para el cual, parcialmente, está diseñado), y en vez de asumir esto y distanciar al resto de sus recursos de la marca, su dirección parece empeñarse en hundirse con ella: “Facebook is a brand in crisis to an extent not seen in tech since they heyday of Microsoft during their antitrust trial. And this is actually far worse than that because the real world ramifications extend far greater. The “Big Tobacco” analogy may be overused here, but it really does feel apt in many ways. The poison is digital, but it’s still poison. The original cigarette makers didn’t set out thinking they were creating addictive death sticks. That came later… So what else can Zuckerberg do? Well, nothing. That sounds extreme but again, these problems are fundamental. They’re inherent to what Facebook, the social network, is. If anything, their PR strategy is just making this all so much worse.”

Estamos todos acostumbrados ya a tener en pocos dias (o incluso en 24 horas) las cosas que compramos online. Pero da escalofríos leer lo precario de las condiciones de los transportistas que lo hacen posible, lo maratoniano de sus jornadas, y los riesgos que se ven obligados a tomar en la carretera debido a los horarios.

En mi generación hemos interiorizado que además de tener un trabajo estable (lo cual ya es en muchas ocasiones es una fantasía), también hay que hacerlo en algo que nos motive, o  incluso que nos apasione, para considerar “bien invertida” la gran porción de tiempo vital que vamos a pasar trabajando.

Y esto en parte es positivo, pero también puede ser una estrategia para que aceptemos la precariedad y las horas extras sin remuneración como algo normal, especialmente en ámbitos creativos: “El deseo de tener un trabajo ‘guay’ y que nos apasione es un fenómeno particularmente moderno y burgués, y, como veremos, un modo de dotar a ciertos trabajos de una pátina de deseabilidad que hace que los trabajadores estén dispuestos a tolerar toda forma de explotación por el mero «honor» de desempeñarlo. La retórica del «haz lo que te gusta y no volverás a trabajar un solo día más en tu vida» es una trampa del desgaste. Al encubrir el trabajo con el lenguaje de la «pasión», se nos impide pensar en lo que hacemos como lo que realmente es: un trabajo, no la totalidad de nuestra vida.”

Ya lo comentaba en la recopilación de la semana pasada: es cuestión de tiempo que alguien fabricara robots al estilo de los simpáticos “perretes” de Boston Dynamics, y les pusiera un rifle de asalto/ametralladora encima. De momento sólo se ha podido ver este prototipo en una feria profesional, pero seguramente acabaremos viéndolos en los futuros conflictos bélicos.

Por otra parte, ya tenemos disponible un juego de rol de mesa escrito por una Inteligencia Artificial. Ahora sólo falta conseguir una IA que lo dirija haciendo de Game Master.

Y hablando de Inteligencias Artificiales, en esta columna de opinión se da un tironcillo de orejas al Cyberpunk como género de ficción, o al menos, en lo que ha derivado actualmente.

Un tema común en muchas historias es la “rebelión de los androides” sometidos a esclavitud. Pero como se apunta en el texto, siempre se trata con una cierta superficialidad muy simplista, donde parece que el mismo hecho de rebelarse ya soluciona la situación, cuando mirando a la historia humana sabemos que es mucho más complejo: “Los escritores, guionistas y departamentos creativos se han esforzado demasiado tiempo en el apartado tecnológico del futuro distópico, dejando de lado a su vez el apartado socio-económico y abandonando lo más fundamental: la lógica material en todo esto. La revolución androide no puede pasar por otro lado disntinto que por los mismos cauces que ha transcurrido la humanidad en sus diferentes revoluciones, excluyendo quizá el tema de la necesidad de vender sus fuerzas para sobrevivir -no necesitan agua o comida, simplemente energía para funcionar y para clonarse y repararse-. Tener en cuenta estos aspectos, el desarrollo de, por decirlo de manera suave, la lucha de clases en el campo androide, humano y en ambos a la vez, es una necesidad urgente del cyberpunk en concreto y de la Ci-Fi en general para renovarse.”  

Y hablando de Ciencia Ficción, hace unas semanas descubrí a Anne McCaffrey y su relato,”La nave que cantaba”, y aparte de lo bonito que es, me voló totalmente la cabeza que la autora adelantara en los 60 tantísimo de lo que ahora consideraríamos cyberpunk. Algo más sobre ella y esta serie de relatos en el articulo (ojo que hay spoilers hacia la parte final).

Jessie Frye vuelve con temas más personales y un toque un poco más “siniestro” en su synthwave habitual. Como siempre, recomendable.

20211014

Aunque estos “polibots” ahora mismo no pasan de ser cámaras demasiado caras, quizá sea una manera de hacer que nos vayamos acostumbrando a tener robots por la calle vigilando que no incurrimos en “comportamientos sociales indeseables”. Aunque en Singapur, esto no es nada nuevo: “Digital rights activist Lee Yi Ting said the devices were the latest way Singaporeans were being watched. “It all contributes to the sense people … need to watch what they say and what they do in Singapore to a far greater extent than they would in other countries,” she told Agence France-Presse.”

Vale la pena echarle un vistazo a las declaraciones de Frances Haughen, que ha destapado los informes internos de Facebook donde la propia plataforma concluye que sus productos amplifican el odio, la desinformación, y los trastornos mentales.

En sus declaraciones se retrata claramente a una super-corporación que sabe perfectamente que lo que es bueno para sus beneficios es malo para la humanidad, y que opta de forma sistemática por lo primero: “The thing I saw at Facebook over and over again was there were conflicts of interest between what was good for the public and what was good for Facebook. And Facebook, over and over again, chose to optimize for its own interests, like making more money. (…) When we live in an information environment that is full of angry, hateful, polarizing content it erodes our civic trust, it erodes our faith in each other, it erodes our ability to want to care for each other, the version of Facebook that exists today is tearing our societies apart and causing ethnic violence around the world.”

Este artículo recoge a grosso modo algunas de las consecuencias del data leak de Twitch de la semana pasada. Una cosa que no es determinante, pero para mí muy llamativa, es que el canal con más ingresos (9 millones de dólares en 1 año) no es de videojuegos, si no de gente (muy talentosa, eso sí) jugando a rol con papel y dados.

¿Os acordáis de las startups que hacían rondas de inversión con criptomonedas, y cuyos fundadores en algunos casos desaparecían con el dinero? Pues ya no hace falta ni siquiera inventarse una empresa para cripto-estafar: con unos divertidos jpg de monos y la magia de los NFT, ¡se puede hacer lo mismo!

¿Algo más cyberpunk que dos empresas rivales de drones luminosos se estén hackeando la una a la otra? Bueno, sí, que esos drones llevaran armas: pero tiempo al tiempo.

En este artículo se exploran las no pocas similitudes de los años 20 retratados por Virgina Woolf en “Mrs. Dalloway” con el vivir de cara a la galería que experimentamos con las plataformas sociales: “But part of the novel’s enduring power—one reason it is summoned as a source of wisdom in the age of the internet—is that it also recognized the limits of omniscience. Set within a London that might feel familiar to anyone who has spent time on social media, a place by turns communal, claustrophobic, creative, and cruel, the novel anticipated our like-laden panopticon. It highlights, in lyric and occasionally excruciating detail, what those young users of Instagram know all too intimately. “I feel seen,” goes a refrain of social media. It could be a claim of gratitude or violation.”

En este simpático juego podemos experimentar en pocos minutos la locura de ser becario o becaria en una oficina donde, de súbito, todo son fuegos por apagar. Quitando que los personajes son animales, ¡tampoco se va tanto del día a día de algunas empresas!

El Papa Eméritus IV (o lo que es lo mismo, la banda de Heavy Metal Ghost) ya está preparando su retorno al mundo de los infieles, y este pegadizo single es su avanzadilla.

20211006

El cambio más radical que las plataformas sociales han provocado en las relaciones humanas no es sólo dar un megáfono a los discursos más estúpidos, polarizantes, o conspiranoicos, que anulan la conversación natural.

También es darnos la capacidad de oír a la vez a todo el mundo, de poder someternos al escrutinio mutuo a todas horas: “The most radical change to our shared social lives isn’t who gets to speak, it’s what we can hear. True, everyone has access to their own little megaphone, and there is endless debate about whether that’s good or bad, but the vast majority of people aren’t reaching a huge audience. And yet at any single moment just about anyone with a smartphone has the ability to surveil millions of people across the globe. The ability to surveil was, for years, almost exclusively the province of governments. In the legal tradition of the U.S., it was seen as an awesome power, one that was subject to constraints, such as warrants and due process (though often those constraints were more honored in the breach). And not only that, freedom from ubiquitous surveillance, we were taught in the West, was a defining feature of Free Society. In totalitarian states, someone or something was always listening, and the weight of that bore down on every moment of one’s life, suffocating the soul. Well, guess what? We have now all been granted a power once reserved for totalitarian governments.”

Aunque para lo anterior, claro, este capitalismo de plataforma tiene que tener sus sistemas funcionando. Creo que las 6 horas de apagón de Facebook de ayer, cuyos detalles encontraréis en esta articulo, no demuestran tanto la fragilidad de la megacorporación y nuestra dependencia de ella (que vale, sí), sino el milagro que es que todos los sistemas globales de Internet funcionen todos los días.

En un mundo donde todo está interrelacionado, la crisis actual de reservas de gas natural se contagia al resto de fuentes de energía, y el hecho de que cada bloque geopolítico (Europa vs. China) haga cada vez más acopio de gas de cara al invierno sólo empeora la situación. En Alemania, el gobierno ya está emitiendo publicidad oficial con consejos para sobrevivir al invierno con cortes de luz o de calefacción. Ahí es nada.

Este equipo de investigadores de Israel ha desarrollado técnicas de maquillaje que sin llamar demasiado la atención a primera vista, introducen diferencias sutiles que pueden trastocar los algoritmos de reconocimiento facial, cada vez más extendidos entre las fuerzas de seguridad europeas y de USA: “Facial recognition has been the subject of intense scrutiny because it’s been shown to misidentify Black people disproportionately to other demographics, which has directly led to false arrests. And its use at protest demonstrations is viewed as an intimidation tactic, as people might worry their every move is being monitored. (..) Immigration and Customs Enforcement just announced a fresh $3.9 million deal to buy the technology and use it for “rapid alternatives to detention enrollments.” The contract states it will be used at immigration detention centers, though specifically how remains unclear. Facial recognition has been lauded as an efficient way to catch criminals, but its unregulated use is concerning. Perhaps it’s time to invest in some makeup.”

En este espectacular articulo/infografía web se hace un muy buen repaso de la “verticalidad” del desarrollo urbano en varias ciudades desde los años 60-70, y del proceso de dispersión o “urban sprawl” posterior. También puedes ver en 3D la “densidad de altura” de tu barrio o ciudad en este mapa.

Sin darnos mucha cuenta, hemos pasado de tener compañías que regalaban versiones beta de sus productos para refinarlo y solventar problemas antes de su producción, a compañías que nos eligen para darnos el “privilegio” de ser los primeros en comprar sus productos inacabados por unos cuantos cientos de dólares. Es para hacérnoslo mirar.

Si los videos de ASMR intentan ser un sucedáneo de relajación y bienestar mental (lo cual no los hace menos valiosos), los globo sonda sobre la edad de jubilación de un ministro de Seguridad Social supuestamente socialista, son todo lo contrario: “Hay que hacer un cambio cultural en España para conseguir que se trabaje más entre los 55 y los 75 años”. (…) La cultura a la que se refiere Escrivá se parece sospechosamente a la que Guillem Martínez llamó la Cultura de la Transición y que fue destinada a esos trabajadores nacidos durante el baby boom y al calor del plan de estabilidad del 59. (…) El hormigueo sensorial que quiere provocar el ministro, sin embargo, choca con un principio de realidad que, más bien provoca una sensación de opresión en el pecho o en la sien. Para la mitad más uno de la población, aquella que ya no vive bajo el paraguas de la Cultura de la Transición, la entrada en el mercado de trabajo es lenta, costosa y precaria, las carreras laborales son fragmentadas; para los parados de más de 55 años encontrar empleo es una quimera y, si los encuentran, sus bases de cotización se han devaluado de manera pausada pero inexorable.”

“How do you live” es el nombre del nuevo álbum de Amon Tobin, y también el título del tema que abre el álbum. Y como siempre, es algo nuevo, ligeramente inquietante, pero con algo de familiar, y sobre todo, espectacular.