20200226

La primera entrega de esta recopilación abría con la vergonzosa aprobación del Decretazo Digital por parte de PSOE+PP+C’s (con una lamentable e innecesaria abstención de UP por puro Vasallaje Medieval). Diversas asociaciones apelaron al Defensor del Pueblo para que presentara un recurso de inconstitucionalidad, y éste ha venido a decir que sí, que tenéis razón, pero que lo del recurso ya tal, que buf, ahora mismo sería un follón, ¿eh?

En este artículo viene a apuntar la alarmante cantidad de puestos de trabajo que existen para calentar silla pero y que aportan poco o ningún valor a la actividad principal de las organizaciones en las que se encuentran (informes que nunca se leen, burocracias sobrecargadas, pero también trabajos estudiantiles que “normalizan” los salvajes students loans en USA). Como se reflexiona en este artículo, mucha de esta estructura es independiente de la producción o eficiencia, y viene más a sustentar relaciones de poder locales, politicas internas, o recompensas/castigos.

Una especie de nuevo feudalismo, pero en peor: “Graeber comes to believe that the governing logic for such expansion isn’t efficiency but something nearer to feudalism: a complex tangle of economics, organizational politics, tithes, and redistributions, which is motivated by the will to competitive status and local power. (Why do people employ doormen? Not because they’re cost-effective.) The difference between true feudalism and whatever is going on now—“managerial feudalism” is Graeber’s uncatchy phrase—is that, under true feudalism, professionals were responsible for their own schedules and methods.”

Y siguiendo con el tema feudalista: en la Edad Media el artesano o creador era practicamente invisible, y no existía necesidad cultural de atribuir una obra a su creador. Nos costó varios siglos (empezando desde el renacimiento) llegar al modelo de autoría actual, en el que hay relación entre obra y autor. Pero con el modelo actual de plataformas de streaming (“Una Serie Original de Netflix, que ha dirigido y producido alguna gente”), quizá nos estamos medievalizando de nuevo.

Y frente a las plataformas del “nuevo feudalismo”, proyectos bonitos, cooperativas digitales, y negocios sostenibles que no están obsesionados con crecer a cualquier precio: “The movement not only makes space for truly independent expression in an attention economy, but also gives real power to users amongst mounting concerns over tech monopolies, unbridled datafication, and unsustainable business practices. Could platform cooperatives be the answer?”

Fascinante mirada a lo que, aunque nos parezca una locura pensarlo ahora, fue toda una industria: el software de salvapantallas. After Dark, sin duda, fue uno de los productos más carismáticos en ese campo durante los 90.

Algunos detalles concretos de la entrevista que me dejan loquísimo: “The modules all had a little control panel – I insisted on having a slider that controlled the doneness of the toast. The other thing we were careful to do was not to put the toasters on a track and repeat the show. Random numbers were always important from that point on. I had done Monte Carlo simulations in my physics work and knew how to produce random numbers in various distributions. I think that was an important idea – we had these little movies, but you couldn’t predict them.”

De todas las calculadoras soviéticas que se comentan en el artículo, las que más me flipan son las que llevaban un BASIC como sistema operativo. El casi-smartphone de 1986.

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GuangYuan YU GuangYuan YU

Esta semana he descubierto la ilustración y concept-art de GuangYuan YU y creo que todos los cyberpunkis deberían hacer lo mismo.

Vale, sigo sin quitarme de la cabeza la intro de Snatchers desde la semana pasada, y especialmente su tema musical principal. Así que cerramos con una versión en directo y muy jazz de “One Night in Neo Kobe City”, a cargo de los Super Soul Brothers. Eso sí, no tienen bajista: no iba a ser todo perfecto.

20200220

Es difícil abrir la recopilación de esta semana con un artículo más alucinante (pero cierto). Resumiendo mucho: uno de los principales proveedores tecnológicos de comunicaciones cifradas (Crypto AG), cuyos clientes eran los estados de medio mundo, fue desde los 60 una tapadera controlada por la CIA y el servicio de inteligencia de Alemania Oriental (el BND).

Durante décadas, la CIA introdujo premeditadamente vulnerabilidades en estos dispositivos, e interceptó sin mayor dificultad comunicaciones de India, Pakistan, el Vaticano, Italia, España, y numerosos países de Latinoamérica y de África. Todo esto a espaldas de la mayoría de los 200 empleados (ingenieros y comerciales) de la compañía, que poco a poco olían la tostada al encontrar vulnerabilidades en el diseño de los dispositivos y contemplaban como la cúpula se “comía” sus descubrimientos. Uno de sus agentes de venta (Hans Buehler), ignorante de que iba por el mundo vendiendo dispositivos trucados, llegó a ser detenido e interrogado durante 9 meses en Irán en el año 1992.

En fin, de película.

La reflexión de este artículo es interesantísima y muy reveladora: desde la consultoría empresarial se nos ha vendido que eliminar mandos intermedios en la estructura de las empresas las hace más eficientes. Pero si nos paramos a pensar un poco, esa estructura con muchos mandos intermedios repartía mucho más la capacidad de decisión y planificación entre los trabajadores. A día de hoy, nunca hemos tenido más desigualdad y concentración de poder (y de beneficios) en las cúpulas empresariales.

Como se dice en el artículo: “Mid-century, democratic management empowered ordinary workers and disempowered elite executives, so that a bad CEO could do little to harm a company and a good one little to help it. Today, top executives boast immense powers of command—and, as a result, capture virtually all of management’s economic returns. Whereas at mid-century a typical large-company CEO made 20 times a production worker’s income, today’s CEOs make nearly 300 times as much.”

Muy interesante columna del que fue el primer abogado de la Electronic Frontier Foundation, sobre la necesidad y significado de la libertad de expresión digital hoy en día, sobre qué cosas no se previeron (spoiler: Facebook), y a qué retos se enfrenta el activismo digital.

Temperaturas de 20ºC en la Antártida. Si esto no es crisis, no sé qué es. La verdad, poco más que decir.

Como humanos, creo que la mayoría de nosotros no quiere que la humanidad se extinga. Pero este artículo argumenta que, quizá, sí que lo queremos. Desde un punto de vista “expresivista” (donde lo importante no es lo que expresamos hablando, si no lo que expresamos con nuestras acciones), parece que estamos haciendo todo lo posible para extinguirnos.

Me he enterado esta semana de la existencia de la fallida Nintendo Playstation, una especie de híbrido que se preparó para que la SNES tuviera juegos en CD, pero al parecer el prototipo que se subasta ahora se descubrió en 2015. 

Y también he descubierto esta semana de la existencia de Snatcher: un videojuego ciberpunki de aventura gráfica que Hideo Kojima publicó en 1988, y de cual se reeditó una versión extendida y mejorada para Sega CD en 1994 (cuya intro podéis ver en el enlace). No sé si es el pixel-art, los vibes Blade Runner/Terminator, o el saxo hortera ochentero del tema musical, pero ha sido amor a primera vista.

Ya ha salido el nuevo disco de Kvelertak, Splid, y este es el corte que abre el disco. Algunas reviews lo ponen a caldo, pero a mí me parece de los mejores discos de la banda, quizá porque es dónde simultaneamente muestran más su ramalazo punk y su vena progresiva (y les queda bien). Aquí también podéis ver una versión del tema en directo televisivo.

20200213

Este relato corto de ciencia-ficción es una pequeña preciosidad. Aunque los protagonistas sean drones, creo que en realidad está hablando de nosotros: de cómo nos dicen lo que tenemos que ser, de cómo nos dicen lo que son “los otros”, y de lo que puede ocurrir cuando abandonamos todo eso y comenzamos a trabajar juntos.

Como hemos empezado con drones, seguimos: con este tipo de “ataques”, la ciberseguridad de los coches autónomos ya no puede limitarse a los sistemas propios del vehículo, si no que va a tener que asumir que parte del entorno que percibe es, literalmente, un espejismo. Casi como nosotros, quizá.

La semana pasada hablábamos del auge del reconocimiento facial en cámaras de vigilancia, pero este artículo pone el foco en otra cuestión que, como mínimo, es igual de importante: en países como USA, desde hace tiempo se anima a pequeños comercios/espacios a conectar sus cámaras de vigilancia directamente con la red de la policía. La consecuencia es que actualmente hay administraciones que cuentan con redes de videovigilancia enormes, y una industria de “Video Analytics” a su alrededor que les posibilita analizar esas ingentes cantidades de video.

Como se dice en el artículo: “Retailers, employers, and investors want to put us all under smart video surveillance so they can manage us with visual ‘intelligence.’ When asked about privacy, several major police departments told me they have the right to see and record everything you do as soon as you leave your home.” 

Llegan a la plataforma los ocho últimos episodios de BoJack Horseman, la serie de animación que ha elevado el catálogo animado de Netflix a unas cuotas de calidad inesperadas
En su final, el equipo de Raphael Bob-Waksberg opta por cerrar sin fatalismo una serie que ha demostrado sumo respeto y cariño por sus personajes y su audiencia

 

vertele vertele

Adiós, Bojack. Ya te echamos de menos, pero el cierre ha sido consecuente, honesto, y hasta bonito.

El “Facebook es una plataforma neutral” es el “no soy ni de izquierda ni de derechas” de Zuckerberg. Que es lo que se suele decir cuando eres muy de derechas.

Se te ve el plumero, Mark: “In public, Zuckerberg lobs useless bromides about free speech and connection while privately he dines with far-right media figures and frothing South Carolina senator Lindsey Graham and girds his team for battle against Elizabeth Warren. (While Zuckerberg has claimed he has dinners with “lots of people across the spectrum,” that spectrum doesn’t appear to include the left.) His company donates substantial amounts to conservative politicians, and conservative media does extraordinarily well on Facebook, with Ben Shapiro, Breitbart, and other right-wing luminaries often ranking among the top shared articles.”

Los primeros pasos para los implantes de la ciencia-ficción cyberpunki se están dando en la Universidad Miguel Hernández de Elche. Aunque todavía no pasan de experimentos, los resultados para personas invidentes son muy ilusionantes.

A través de la Treasure Hunt Jam he descubierto la maravilla que es Adventuron Classroom. Una especie de curso de programación para nanos (y no tan nanos), lenguaje de programación propio, y plataforma-motor de aventuras conversacionales, todo en uno y listo para usar con cualquier navegador.

Aunque el disco de Brian Eno “Music for Installations” es del 2018, yo lo he descubierto esta semana, mientras repasaba algunos de sus álbumes más clásicos (“Apollo” o “Music For Airports”). Así que esta semana cerramos con sus texturas sonoras (ruido, que dicen algunos).

20200205

La semana pasada me comentaron que me había salido una recopilación demasiado catastrofista (lo que admito totalmente), y me di cuenta de que era ahora mismo encuentro muy difícil ser optimista cuando reflexiono sobre tecnología y su impacto en nosotros. Quizá porque el control de muchas de esas tecnologías reside en estados y corporaciones, pero no exclusivamente por eso.

En este artículo-entrevista con William Gibson (cómo no) se habla justamente de eso: cómo de forma cultural y colectiva hemos perdido la fe en un futuro “brillante” para la humanidad apoyado en el progreso tecnológico: “In my childhood, the 21st century was constantly referenced,” he said. “You’d see it once every day, and it often had an exclamation point.” The sense, he said, was that postwar America was headed somewhere amazing. Now that we’re actually in the 21st century, however, the 22nd century is never evoked with excitement. “We don’t seem to have, culturally, a sense of futurism that way anymore,” he said. “It sort of evaporated.”

Y aunque, como decía antes, no tenemos mucho control sobre las tecnologías que usamos, todavía hay formas maravillosas de hackearlas. Y encima no hace falta ser Mr. Robot y escribir mucho código en una terminal: basta con ser ingenioso. Como he leído por ahí: “El Mapa no es el Territorio”.

Ya tenemos mini-conglomerados “programables” de células: uniendo células cardiacas (que se contraen y expanden continuamente) con células “normales”, se puede conseguir que estos pequeñines se muevan con cierta pauta predifinida hasta que se les agote las reservas de energía: una especie de pequeña máquina de Mealy/Moore. Habrán consecuencias buenas y malas, pero van a ser alucinantes.

El país con más cámaras por metro cuadrado ha dado su paso natural: extraer patrones de todas esas imágenes, y hacer que sean “andantes” (con agentes de policía con mini-cámara al hombro). Este artículo deja muy en entredicho que se incremente la seguridad ciudadana y las detenciones gracias a este sistema, pero está claro que las libertades y privacidad de todo el mundo se decrementa.

Los estados están muy interesados en las tecnologías de reconocimiento facial, y el que fue el primer estado multi-nacional de la historia (la Iglesia) no va a ser menos. Poder tener analítica “web” (visitas, porcentaje de rebote, ratio de conversión) de los asistentes a un lugar físico: “La tecnología que nos presentaron ayuda bastante porque tenemos que saber cuántos miembros hay en el culto, cuántas veces vienen a la iglesia, cuántas no vienen. Eso, para el mensaje de la iglesia, ayuda mucho.” 

Aparte de que me flipa Ursula K. Le Guin, el propio artículo sobre esta entrevista (que publica Alpha Decay en castellano), ya toca uno de mis temas favoritos: literatura “de verdad” vs. Ciencia Ficción/Fantasía.

Como se dice en el artículo: “¿A partir de cuántos hechos fantásticos es de género una historia? ¿A partir de cuántas referencias a una tecnología todavía fuera de nuestro alcance podemos hablar de ciencia ficción? ¿Por qué cierta ficción es fantasía y otra no lo es?.”

Interesante este tema: la presencia lingüística de tiempo futuro (o cómo está construido) en un idioma influye en el marco mental-cultural, y en cómo actuamos respecto al futuro a medio-largo plazo. Se supone que una de las consecuencias es la tendencia mediterránea a procrastinar, pero supongo que es más complejo.

Uno de los temas principales de esta recopilación es el Futuro, y qué mejor manera de hablar sobre ello que con el adelanto del próximo album de Frutería Toñi, que además se llamará “El porvenir está en las huevas”.