20211014

Aunque estos “polibots” ahora mismo no pasan de ser cámaras demasiado caras, quizá sea una manera de hacer que nos vayamos acostumbrando a tener robots por la calle vigilando que no incurrimos en “comportamientos sociales indeseables”. Aunque en Singapur, esto no es nada nuevo: “Digital rights activist Lee Yi Ting said the devices were the latest way Singaporeans were being watched. “It all contributes to the sense people … need to watch what they say and what they do in Singapore to a far greater extent than they would in other countries,” she told Agence France-Presse.”

Vale la pena echarle un vistazo a las declaraciones de Frances Haughen, que ha destapado los informes internos de Facebook donde la propia plataforma concluye que sus productos amplifican el odio, la desinformación, y los trastornos mentales.

En sus declaraciones se retrata claramente a una super-corporación que sabe perfectamente que lo que es bueno para sus beneficios es malo para la humanidad, y que opta de forma sistemática por lo primero: “The thing I saw at Facebook over and over again was there were conflicts of interest between what was good for the public and what was good for Facebook. And Facebook, over and over again, chose to optimize for its own interests, like making more money. (…) When we live in an information environment that is full of angry, hateful, polarizing content it erodes our civic trust, it erodes our faith in each other, it erodes our ability to want to care for each other, the version of Facebook that exists today is tearing our societies apart and causing ethnic violence around the world.”

Este artículo recoge a grosso modo algunas de las consecuencias del data leak de Twitch de la semana pasada. Una cosa que no es determinante, pero para mí muy llamativa, es que el canal con más ingresos (9 millones de dólares en 1 año) no es de videojuegos, si no de gente (muy talentosa, eso sí) jugando a rol con papel y dados.

¿Os acordáis de las startups que hacían rondas de inversión con criptomonedas, y cuyos fundadores en algunos casos desaparecían con el dinero? Pues ya no hace falta ni siquiera inventarse una empresa para cripto-estafar: con unos divertidos jpg de monos y la magia de los NFT, ¡se puede hacer lo mismo!

¿Algo más cyberpunk que dos empresas rivales de drones luminosos se estén hackeando la una a la otra? Bueno, sí, que esos drones llevaran armas: pero tiempo al tiempo.

En este artículo se exploran las no pocas similitudes de los años 20 retratados por Virgina Woolf en “Mrs. Dalloway” con el vivir de cara a la galería que experimentamos con las plataformas sociales: “But part of the novel’s enduring power—one reason it is summoned as a source of wisdom in the age of the internet—is that it also recognized the limits of omniscience. Set within a London that might feel familiar to anyone who has spent time on social media, a place by turns communal, claustrophobic, creative, and cruel, the novel anticipated our like-laden panopticon. It highlights, in lyric and occasionally excruciating detail, what those young users of Instagram know all too intimately. “I feel seen,” goes a refrain of social media. It could be a claim of gratitude or violation.”

En este simpático juego podemos experimentar en pocos minutos la locura de ser becario o becaria en una oficina donde, de súbito, todo son fuegos por apagar. Quitando que los personajes son animales, ¡tampoco se va tanto del día a día de algunas empresas!

El Papa Eméritus IV (o lo que es lo mismo, la banda de Heavy Metal Ghost) ya está preparando su retorno al mundo de los infieles, y este pegadizo single es su avanzadilla.