20211006

El cambio más radical que las plataformas sociales han provocado en las relaciones humanas no es sólo dar un megáfono a los discursos más estúpidos, polarizantes, o conspiranoicos, que anulan la conversación natural.

También es darnos la capacidad de oír a la vez a todo el mundo, de poder someternos al escrutinio mutuo a todas horas: “The most radical change to our shared social lives isn’t who gets to speak, it’s what we can hear. True, everyone has access to their own little megaphone, and there is endless debate about whether that’s good or bad, but the vast majority of people aren’t reaching a huge audience. And yet at any single moment just about anyone with a smartphone has the ability to surveil millions of people across the globe. The ability to surveil was, for years, almost exclusively the province of governments. In the legal tradition of the U.S., it was seen as an awesome power, one that was subject to constraints, such as warrants and due process (though often those constraints were more honored in the breach). And not only that, freedom from ubiquitous surveillance, we were taught in the West, was a defining feature of Free Society. In totalitarian states, someone or something was always listening, and the weight of that bore down on every moment of one’s life, suffocating the soul. Well, guess what? We have now all been granted a power once reserved for totalitarian governments.”

Aunque para lo anterior, claro, este capitalismo de plataforma tiene que tener sus sistemas funcionando. Creo que las 6 horas de apagón de Facebook de ayer, cuyos detalles encontraréis en esta articulo, no demuestran tanto la fragilidad de la megacorporación y nuestra dependencia de ella (que vale, sí), sino el milagro que es que todos los sistemas globales de Internet funcionen todos los días.

En un mundo donde todo está interrelacionado, la crisis actual de reservas de gas natural se contagia al resto de fuentes de energía, y el hecho de que cada bloque geopolítico (Europa vs. China) haga cada vez más acopio de gas de cara al invierno sólo empeora la situación. En Alemania, el gobierno ya está emitiendo publicidad oficial con consejos para sobrevivir al invierno con cortes de luz o de calefacción. Ahí es nada.

Este equipo de investigadores de Israel ha desarrollado técnicas de maquillaje que sin llamar demasiado la atención a primera vista, introducen diferencias sutiles que pueden trastocar los algoritmos de reconocimiento facial, cada vez más extendidos entre las fuerzas de seguridad europeas y de USA: “Facial recognition has been the subject of intense scrutiny because it’s been shown to misidentify Black people disproportionately to other demographics, which has directly led to false arrests. And its use at protest demonstrations is viewed as an intimidation tactic, as people might worry their every move is being monitored. (..) Immigration and Customs Enforcement just announced a fresh $3.9 million deal to buy the technology and use it for “rapid alternatives to detention enrollments.” The contract states it will be used at immigration detention centers, though specifically how remains unclear. Facial recognition has been lauded as an efficient way to catch criminals, but its unregulated use is concerning. Perhaps it’s time to invest in some makeup.”

En este espectacular articulo/infografía web se hace un muy buen repaso de la “verticalidad” del desarrollo urbano en varias ciudades desde los años 60-70, y del proceso de dispersión o “urban sprawl” posterior. También puedes ver en 3D la “densidad de altura” de tu barrio o ciudad en este mapa.

Sin darnos mucha cuenta, hemos pasado de tener compañías que regalaban versiones beta de sus productos para refinarlo y solventar problemas antes de su producción, a compañías que nos eligen para darnos el “privilegio” de ser los primeros en comprar sus productos inacabados por unos cuantos cientos de dólares. Es para hacérnoslo mirar.

Si los videos de ASMR intentan ser un sucedáneo de relajación y bienestar mental (lo cual no los hace menos valiosos), los globo sonda sobre la edad de jubilación de un ministro de Seguridad Social supuestamente socialista, son todo lo contrario: “Hay que hacer un cambio cultural en España para conseguir que se trabaje más entre los 55 y los 75 años”. (…) La cultura a la que se refiere Escrivá se parece sospechosamente a la que Guillem Martínez llamó la Cultura de la Transición y que fue destinada a esos trabajadores nacidos durante el baby boom y al calor del plan de estabilidad del 59. (…) El hormigueo sensorial que quiere provocar el ministro, sin embargo, choca con un principio de realidad que, más bien provoca una sensación de opresión en el pecho o en la sien. Para la mitad más uno de la población, aquella que ya no vive bajo el paraguas de la Cultura de la Transición, la entrada en el mercado de trabajo es lenta, costosa y precaria, las carreras laborales son fragmentadas; para los parados de más de 55 años encontrar empleo es una quimera y, si los encuentran, sus bases de cotización se han devaluado de manera pausada pero inexorable.”

“How do you live” es el nombre del nuevo álbum de Amon Tobin, y también el título del tema que abre el álbum. Y como siempre, es algo nuevo, ligeramente inquietante, pero con algo de familiar, y sobre todo, espectacular.