La primera entrega de esta recopilación abría con la vergonzosa aprobación del Decretazo Digital por parte de PSOE+PP+C’s (con una lamentable e innecesaria abstención de UP por puro Vasallaje Medieval). Diversas asociaciones apelaron al Defensor del Pueblo para que presentara un recurso de inconstitucionalidad, y éste ha venido a decir que sí, que tenéis razón, pero que lo del recurso ya tal, que buf, ahora mismo sería un follón, ¿eh?
En este artículo viene a apuntar la alarmante cantidad de puestos de trabajo que existen para calentar silla pero y que aportan poco o ningún valor a la actividad principal de las organizaciones en las que se encuentran (informes que nunca se leen, burocracias sobrecargadas, pero también trabajos estudiantiles que “normalizan” los salvajes students loans en USA). Como se reflexiona en este artículo, mucha de esta estructura es independiente de la producción o eficiencia, y viene más a sustentar relaciones de poder locales, politicas internas, o recompensas/castigos.
Una especie de nuevo feudalismo, pero en peor: “Graeber comes to believe that the governing logic for such expansion isn’t efficiency but something nearer to feudalism: a complex tangle of economics, organizational politics, tithes, and redistributions, which is motivated by the will to competitive status and local power. (Why do people employ doormen? Not because they’re cost-effective.) The difference between true feudalism and whatever is going on now—“managerial feudalism” is Graeber’s uncatchy phrase—is that, under true feudalism, professionals were responsible for their own schedules and methods.”
Y siguiendo con el tema feudalista: en la Edad Media el artesano o creador era practicamente invisible, y no existía necesidad cultural de atribuir una obra a su creador. Nos costó varios siglos (empezando desde el renacimiento) llegar al modelo de autoría actual, en el que hay relación entre obra y autor. Pero con el modelo actual de plataformas de streaming (“Una Serie Original de Netflix, que ha dirigido y producido alguna gente”), quizá nos estamos medievalizando de nuevo.
Y frente a las plataformas del “nuevo feudalismo”, proyectos bonitos, cooperativas digitales, y negocios sostenibles que no están obsesionados con crecer a cualquier precio: “The movement not only makes space for truly independent expression in an attention economy, but also gives real power to users amongst mounting concerns over tech monopolies, unbridled datafication, and unsustainable business practices. Could platform cooperatives be the answer?”
Fascinante mirada a lo que, aunque nos parezca una locura pensarlo ahora, fue toda una industria: el software de salvapantallas. After Dark, sin duda, fue uno de los productos más carismáticos en ese campo durante los 90.
Algunos detalles concretos de la entrevista que me dejan loquísimo: “The modules all had a little control panel – I insisted on having a slider that controlled the doneness of the toast. The other thing we were careful to do was not to put the toasters on a track and repeat the show. Random numbers were always important from that point on. I had done Monte Carlo simulations in my physics work and knew how to produce random numbers in various distributions. I think that was an important idea – we had these little movies, but you couldn’t predict them.”
De todas las calculadoras soviéticas que se comentan en el artículo, las que más me flipan son las que llevaban un BASIC como sistema operativo. El casi-smartphone de 1986.
Esta semana he descubierto la ilustración y concept-art de GuangYuan YU y creo que todos los cyberpunkis deberían hacer lo mismo.
Vale, sigo sin quitarme de la cabeza la intro de Snatchers desde la semana pasada, y especialmente su tema musical principal. Así que cerramos con una versión en directo y muy jazz de “One Night in Neo Kobe City”, a cargo de los Super Soul Brothers. Eso sí, no tienen bajista: no iba a ser todo perfecto.