20210317

Parece un montaje, una escena sacada de una película, o una posible secuela de “Distrito 9”, pero es simplemente una de las calles de Macao que da al edificio del Grand Casino Lisboa. 20 metros en el futuro.

Como veíamos la semana pasada, el mercado de arte NFT no sólo puede constituir una nueva burbuja especulativa, y traer problemas de apropiación de contenidos y derechos de autor: es que según las estimaciones recogidas en este artículo, la huella de carbono provocada por la emisión de una sola obra de arte NFT puede estar alrededor de la generada por un coche conduciendo durante 1000 km.

En esta especie de artículo-manifiesto, diversos artistas dan su opinión sobre el tema, y en general se insta a buscar vías alternativas en las que un mercado de arte digital pueda ayudar a los artistas a librarse de los intermediarios, sin un coste climático de esta envergadura: “Research into new technologies (including blockchain) is essential. But this has to follow a conscious, less extractivist model. I welcome the fundamental research happening in this space, but there is no doubt that the recent rapid growth of the NFT market exemplifies Silicon Valley’s move-fast-break-things accelerationism. (..) Digital artists absolutely should be able to earn a living making the work they love. But this should not involve the immense footprint it does presently nor the current lack of transparency. New businesses and platforms must align with the values we are hoping to carry into the future.”.

Ante la dificultad (casi imposibilidad) de hacer nuestras tareas del día a día sin usar los servicios de algunas de las grandes corporaciones de Internet, esta investigación de la Northwestern University plantea algunas alternativas interesantes, como las “Huelgas de datos” o el “Envenenamiento de datos”, para anular (o al menos, disminuir) la efectividad de los algoritmos.

Cosas que ya hacemos de forma individual, pero que quizá podrían marcar diferencia con una organización colectiva: “People already use many of these tactics to protect their own privacy. If you’ve ever used an ad blocker or another browser extension that modifies your search results to exclude certain websites, you’ve engaged in data striking and reclaimed some agency over the use of your data. But as Hill found, sporadic individual actions like these don’t do much to get tech giants to change their behaviors. What if millions of people were to coordinate to poison a tech giant’s data well, though? That might just give them some leverage to assert their demands.”

No es sólo que hasta 2011 en la Unión Europea todos los dummys con los que se homologaban la seguridad de vehiculos replicaban el cuerpo medio de un varón: es que ocurre lo mismo en todo lo demás.

Desde los sacos de cemento, hasta los infartos: “Si un hombre y una mujer sufren un infarto de miocardio, ¿quién tiene más posibilidades de morir y no superarlo? Ellas. Concretamente, tienen el doble de posibilidades de fallecer, según un estudio del Hospital Val d’Hebron. No es una denuncia nueva. Esta afección cardiaca ha sido, probablemente, la más socorrida a la hora de ejemplificar cómo siguen existiendo sesgos de género en la investigación y en la atención médica. “Durante mucho tiempo, se consideró que era algo que no afectaba o al menos no lo hacía mayoritariamente a la mujer”, explica la doctora Carme Valls Llobet. “Eso hizo que durante décadas en los estudios que se realizaban sobre esta enfermedad las mujeres estuviesen ausentes o infrarrepresentadas”, añade la autora de ‘Mujeres invisibles para la medicina” (Capitán Swing).”

En una industria copada en buena parte por las grandes producciones, en las que hay poco espacio para historias que no impliquen dispararle a gente o a cosas, una herramienta de código abierto (Twine) dio lugar en la ultima década a una pequeña comunidad de creadores de juegos con ganas de contar cosas diferentes, y con un espíritu que recuerda mucho al fenómeno fanzine en el arte gráfico: “In an industry obsessed with photorealistic graphics, focus-tested gameplay, and ever-evolving open worlds, Twine’s simplicity felt liberating. It imbued games with the DIY spirit of homemade zines, many of them weirder, sharper, and queerer than their mainstream counterparts. According to some of its biggest fans, Twine was nothing short of a revolution.”

Además, uno de los grandes hits creados con Twine, Depression Quest, se pondría en el punto de mira del acoso masivo llevado acabo en el Gamergate, que a su vez se ha revelado como la primera iteración de lo que hoy conocemos como alt-right: “Gamergate’s influence resonated across mainstream politics. The movement bolstered the careers of right-wing outrage merchants like Milo Yiannopoulos, who would later help promote the white nationalist “alt-right.” It fueled the growth of anonymous forum 8chan, which became a base of operations for the violent QAnon conspiracy movement. The controversy also forced companies and news outlets to reckon with much broader, older online harassment problems. Ultimately, many Gamergate supporters probably weren’t that passionate about niche game design software. But they saw ammunition for an endless, ever-evolving culture war — one that continues to this day.”

Entre alguno de los juegos hechos con Twine que se enlazan en el artículo anterior, os recomiendo echarle un ratillo a Cyberpunkland: una pequeña parodia en la que hay que conseguir que nuestra ciudad ciberpunki esté lo más revuelta posible, no vaya a ser que los pandilleros empiecen a hacer ganchillo y a debatir tranquilamente sobre sus problemas.

Podíamos estar acostumbrados a los saxos MIDI, pero este tipo de jazz con “alto-boxes” para saxo parece venir de, al menos, un par de décadas en el futuro.

No es común que haya una bola extra musical en la recopilación, pero descubrí a Lubalin y los temas musicales que crea a partir de broncas de internet me parecen joyas. El más reciente es una especie de pop-country basado en la conversación real con una persona que cree firmemente que su caballo pesa 15,000 libras (unas 6,83 toneladas métricas, más o menos el peso de 2 elefantes africanos juntos).