El artículo con el que abrimos esta semana es largo, pero es que aquí hay mucha tela que cortar. Esta historia sobre un culto dirigido a artistas musicales incipientes tiene todo lo que ha de tener un secta de la era digital: desde redes sociales, marketing de influencers, pseudo-activistimo falsamante anti-racista, crowdfunding, estafa, o dietas alternativas, a semi-esclavitud, paramilitaridad, prostitución, ingesta de fluidos corporales, mendicidad, civilizaciones extraterrestres, y, cómo no, su propia criptomoneda.
Al final, los cultos/sectas son lo mismo de siempre, una y otra vez: “In her 2016 book Terror, Love, and Brainwashing, Stein outlines some of the characteristics that define high-control organizations: a totalizing belief system that hinges on good-versus-bad, us-versus-them thinking; thought-stopping buzzwords that gloss over complex realities; members who become increasingly isolated from their friends, families, and former selves; the belief that any single person holds the answer to all of the questions of existence — and on that basis, has the right to dictate every aspect of yours.”
Nos extrañamos de que no haya mujeres en la industria del videojuego, y a lo mejor es porque no pueden ni siquiera jugar tranquilas a un juego online (en el que los avatares son un casco y unas manos flotantes) sin sufrir algun tipo de acoso.
Quizá el termino “futurólogo” es desafortunado, pero el resto de la entrevista donde la gente de Postfuturear y del CPPFS hablan sobre la disciplina de la Prospectiva, es super-interesante.
Pues ya lo tenemos aquí: algoritmos de reconocimiento facial en el supermercado de tu barrio. Las explicaciones por parte de Mercadona dejan bastante que desear, y son bastante contradictorias. Aunque el algoritmo, supuestamente, ha de “detectar, única y exclusivamente, la entrada de personas con sentencias firmes y medida cautelar de orden de alejamiento”, esto no puede funcionar sin construir una base de datos de “sentenciados” y consumidores con la que comparar el rostro de todo el mundo que entre en el supermercado, por mucho que en Mercadona digan que no guardan información adicional y “que el proceso son 0.3s”.
Sin duda, el lanzamiento espacial de SpaceX es un hito para toda la humanidad (y que conste que lo decimos sabiendo que el cotarro está las en manos privadas de quién está). Pero es dificil de defender que estos logros nos unen más como especie y difuminan las fronteras (nacionales, sociales, y económicas), cuando la desigualdad y el racismo campan todavía a sus anchas en buena parte del mundo.
Los juegos de fantasía, que son parte fundamental de la cultura, son un circuito de realimentación bidireccional: reflejan modelos mentales de nuestra realidad, pero también los asientan y los hacen posibles. Por eso, la decisión del equipo creativo de Dungeons & Dragons de que no haya razas inheremente malvadas ni bondadosas, me parece un paso en la buena dirección. Y a quién no le guste, tiene fácil remedio: seguir jugando como siempre ha jugado, y ya está.
Esta semana nos dejaba un maestro, así que hacemos un pequeñito homenaje cerrando con una de sus piezas más emocionantes (a nuestro parecer): The Ecstasy of Gold.