20220427

No es la primera vez que aparece NSO Group y a su spyware Pegasus en esta recopilación. Esta vez, el escándalo pilla un poco más de cerca, porque los objetivos del hackeo y espionaje estatal han sido políticos catalanes.

Supuestamente, el spyware creado por la firma israelí NSO Group solo puede ser adquirido por gobiernos y sus fuerzas de seguridad para perseguir el crimen organizado. La triste realidad es que muchos de los clientes de NSO (los gobiernos de México, Ruanda, El Salvador, o Arabia Saudí) la usan para espiar a periodistas, activistas, y opositores. El uso de este software también ha facilitado asesinatos, como el del periodista Jamal Khashoggi, ordenado por el Príncipe Mohammed bin Salman de Arabia Saudí.

Que estados democráticos como España usen las mismas herramientas que estos gobiernos autoritarios para espiar es, sin duda, una noticia lamentable.

“Commercial spyware has grown into an industry estimated to be worth twelve billion dollars. It is largely unregulated and increasingly controversial. In recent years, investigations by the Citizen Lab and Amnesty International have revealed the presence of Pegasus on the phones of politicians, activists, and dissidents under repressive regimes. An analysis by Forensic Architecture, a research group at the University of London, has linked Pegasus to three hundred acts of physical violence.”

La otra gran movida “digital” de la semana ha sido el culebrón Twitter-Musk, que ha terminado con el billonario adquiriendo el control mayoritario de la compañía, tras decidir no entrar en el consejo y lanzar una OPA hostil.

Aunque algunas de las propuestas de Musk son interesantes (abrir el código de los algoritmos, o luchar contra el uso de Bots), yo me temo que el interés del nuevo dueño por la “libertad de expresión” adelgazará todavía más los deficientes sistemas de moderación de Twitter, que actualmente apenas logran contener a una extrema derecha que usa la plataforma para difundir bulos anticientíficos o desplegar campañas de acoso organizado a minorías. En este artículo también se recogen distintos pareceres de los actuales empleados de Twitter sobre la compra:

“After the announcement, sentiment in the public Slack channels remained largely concerned and negative, employees told me. “I was kind of surprised how much people seemed like they were giving up,” one told me. “Big bummer.”

“But in one-on-one discussions, responses were more tempered. Some employees I’ve spoken with are open to the idea that a private Twitter run by Musk stands a better chance of improving the service than would a public company beholden to its shareholders. They like the fact that he wants to eliminate harmful bots and bring more clarity to how recommendation algorithms work.”

Los que lo tienen bastante peor, como siempre, son los empleados de Amazon. En este artículo que nos trae Intercept, se perfilan planes de la dirección para desplegar una app de chat entre empleados que, entre sus “features”, podría incluir la prohibición de usar palabras como “sindicato”, “huelga”, “sueldo”, “lavabos”, “subida de sueldo”, “libertad”, o “esclavitud”. Casi de novela de ciencia-ficción, y eso que George Orwell escribió 1984 pensando en los soviéticos, no en las multinacionales.

La vergonzosa invasión Rusa en Ucrania sigue, y complementaria a ella es la ciberguerra digital. En este artículo de Wired varios expertos señalan lo llamativo de la cantidad de datos rusos que se están filtrando, y cómo la resistencia Ucraniana está dándole la vuelta a técnicas tóxicas como el doxing (tradicionalmente usada por la alt-right para acosar a colectivos minoritarios en Internet) con la intención de señalar a ciberespías rusos y a soldados responsables de atrocidades como las de Mariúpol.

“While doxing is, generally speaking, one of the most toxic online behaviors and can ruin lives, the stakes are different in war, when the gloves are essentially off. McDonald says that publishing peoples’ names and personal details during wartime is a “murky area” ethically, but that there may be justification for it when linked to a military institution or war crimes. Violating people’s privacy is “very low down the list” of how someone may be harmed during conflict, McDonald says.”

Por otra parte, aquí tenemos también una aplicación muy beneficiosa de la tecnología, en este caso, los Drones. Tras los devastadores incendios en la Columbia Británica, la asistencia con drones al proceso de reforestación manual está demostrando ser muy valiosa.

Aunque en lo estético me parece muy interesante, no sé lo que es peor de la nueva ocurrencia artística de Jeff Koon: si el hecho de llenar la Luna de trastos, o el que todo parezca una excusa para otra campaña de NFTs.

Uno de los articulos incluidos en la anterior recopilación ya apuntaba a la precaria realidad de la profesión de “influencer” (aunque en ese caso, el análisis se centraba en Twitch). En el estudio realizado por la Universitat de València que se comenta en este artículo, se revelan las realidades nada favorecedoras (falta de horarios, contratos, o nulo poder de negociación con las plataformas) de una profesión que en ocasiones se nos vende como un gran éxito aspiracional.

“La conexión continua, la alta carga de trabajo en un ritmo muy rápido, la precariedad laboral, la exposición de la vida privada y al ciberbullying crean un ambiente donde los influencers sufren un alto nivel de ansiedad”, resume el estudio, que ha detectado un “alto nivel de estrés y la frágil salud mental” en la que coinciden casi todos los creadores.

“¡Siempre escuchas que tú eres el propio jefe! ¡Y no! No es que YouTube sea tu jefe, pero tú no tienes la libertad de hacer lo que quieras, porque sales perdiendo, pierdes interés y pierdes seguidores”, explica uno de los influencers entrevistados en el estudio.”

En este nuevo single, The Midnight nos regalan un tema mucho más AOR que lo habitual. ¿Quizá una pista de la nueva dirección que seguirán en siguientes álbumes?