Lo he dicho muchas veces en esta recopilación, pero allá va una más: con la explotación de IAs generativas en el sector cultural, el capital ya no sólo extrae plusvalía del trabajo de sus empleadas y empleados. Lo extrae también del trabajo de millones de artistas que no han dado su consentimiento para que su trabajo sirva para entrenar a estos modelos, y que recibirán 0€ del rendimiento económico que esas corporaciones generan.
La IA ha de servir para que la humanidad se libre de tareas mecánicas y pueda dedicarse a crear conocimiento y arte, no para precarizar todavía más las condiciones laborales de las personas que precisamente crean conocimiento y arte.
“En el caso concreto del sector cultural, lo que está en juego es, ni más ni menos, que la expresión artística humana. Una imagen producida de forma automática por una IA no tiene ningún interés para mí porque lo que busco en el arte es precisamente lo contrario al automatismo: quiero originalidad, conflicto, ruptura y crítica. Todo aquello que solo es posible a través de la capacidad de agencia del ser humano. Estoy totalmente convencido de los muchos avances que las IAs pueden conseguir en algunos campos científicos, pero tengo muchas reservas acerca de su impacto en el cultural. Si renunciamos a expresarnos artísticamente, si compramos la idea de que ya no hace falta ni siquiera que escribamos –es decir, que pensemos– porque un programa puede hacerlo por nosotros, estaremos haciendo un uso de la tecnología que será cualquier cosa menos emancipador.”
Los problemas descritos en el articulo anterior no se resolverán sin regulación por parte de los estados. Al menos, parece que la UE tiene claro que el uso de IA para el control biométrico masivo o para predecir “posibles delincuentes” es más propio de una distopía de ciencia-ficción que de una sociedad democrática. Pero ojo, esto es un borrador: cuando se convierta en ley lo celebraremos.
En décadas anteriores, los primeros programas “autónomos” que tuvieron difusión masiva fueron los virus informáticos. En este interesante artículo he descubierto mucho de la historia de la “factoría de virus” Búlgara en los 80, de las personalidades que protagonizaban la escena, y del origen de los virus como una especie de reto intelectual y creativo entre una juventud con muchos conocimientos pero malas perspectivas laborales.
“Though Bontchev spent his days and nights battling viruses, he did not dislike those who wrote them. After all, some of these writers were his friends. And he understood why they did it. According to Bontchev, “The first and most important [reason] of all is the existence of a huge army of young and extremely qualified people, computer wizards, who are not actively involved in the economic life.” Bontchev understood that these young men were trained with a hi-tech skill but had nothing to use it on. Bulgaria had few software companies and the salaries were minuscule. Writing cute and clever viruses was an outlet for creativity.”
Tras lo que habíamos progresado en términos de teletrabajo durante la pandemia, parece que viene una ola de reacción anti-remota por parte de la patronal, encabezada por nuestro Eloncio Musk (ya tardaba en salir por aquí), que hace poco tachó el teletrabajo de “moralmente incorrecto”.
Afortunadamente, parece que los números muestran que ese retorno a la presencialidad no va tan rápido como los propietarios quisieran, porque muchas trabajadores y trabajadoras en los campos del conocimiento siguen luchando por trabajar en remoto.
“The always-quotable Elon Musk is ordering employees back, saying working from home is “bullshit.” Interviewed on CNBC, Musk told remote workers to “get off their moral high horse,” since others like workers in auto factories, food service delivery, and home repair can’t work at home, a split he called “morally wrong.””
“But if firms are ramping up the return to offices, why don’t the data for office use show it? Office occupancy, rental price, and employment data all show the ongoing tension between employers and employees. The indicators we have for office work have been static for over a year, and aren’t displaying a major upward trend.”
Los que sí han normalizado las videollamadas, sorprendentemente, son los loros. Este estudio, que enseñó a loros a hacer videollamadas con sus congéneres, demostró que construir amistades (aunque sean a distancia) repercute muy positivamente en el bienestar de estos animales.
Como ya parece que no nos queda tanto terreno para construir apartamentos en la costa, las compañías miran ahora hacia el espacio para seguir poniendo ladrillo. Los primeros pasos para construir infraestructura en la luna será crear ladrillos y carreteras en el vacío, lo cual ya supone un desafío técnico interesante.
“Astroport is working with researchers at the University of Texas, San Antonio, to invent an induction furnace nozzle that heats up lunar regolith so that it can melt, then solidify, into bricks. A number of specialized robots would then assemble the materials into landing pads that can accommodate robotic and crewed missions to the Moon’s surface. In addition to the company’s work on lunar technologies, it has also created concepts for future human missions to Mars.”
Hablando del espacio, llego un poco tarde a la Serie de la Tumba Sellada de Tamsyn Muir, pero su primera entrega (Gideon la Novena) me tiene entusiasmado y enamoradísimo de muchos de sus personajes. No sé si es un poco reduccionista resumirlo así porque la novela es mucho más, pero el caso es que “nigromantes lesbianas explorando un castillo gótico en el espacio” funciona.
Aunque el album “Long Stories” de Amon Tobin salió en 2019, vale la pena revisitarlo con el reciente videoclip de uno de sus temas, “Atkison Sky”. Viéndolo, no he podido evitar acordarme de El Invencible de Stanislaw Lem.