20200930

¿Qué mejor manera de empezar la recopilación de esta semana que oyendo a Zuckerbot respondiendo preguntas de sus empleados? Desde preocupaciones peregrinas cómo que qué pasa con la comida gratis ahora que casi todos trabajan desde casa, a temas más escabrosos como por qué Facebook hace continuamente la vista gorda con las operaciones de desinformación de la alt-right: “Throughout the summer, Zuckerberg faced increasingly pointed questions about the company’s friendly relationship with President Donald Trump; the influence of its conservative head of policy, Joel Kaplan; and the rise of white supremacist organizations on the platform. (…) In its adherence to a strict if ever-changing set of nonpartisan community standards, Facebook had adopted what New York University professor and press critic Jay Rosen has called, in the journalistic context, “the view from nowhere” — a commitment to the belief that all politics are being practiced in good faith and are thus deserving of equal treatment.”

En una obra de micro-teatro a la que asistimos hace poco, se decía que la esencia de Occidente es “mirar hacia otro lado”. Y el sistema financiero es quizá el ámbito donde esto es más cierto. Este último leak (los FinCEN Files) arroja un poco de luz sobre cómo las grandes entidades financieras (HSBC, JP Morgan, Barclays, Deutsche Bank) han estado ayudando a blanquear dinero de forma sistemática a diversas redes de corrupción, crimen organizado, y/o oligarcas rusos. ¿Cómo? Notificando a las autoridades bastante tiempo después de que las transacciones se hubieran efectuado (en algunos casos, años después), siendo así mucho más difíciles de rastrear.

A veces tenemos la falsa impresión de que los ataques informáticos, aun siendo graves, no llegan a afectar al mundo “real” como lo hacen otro tipo de desastres. Y, lamentablemente, este caso en Alemania evidencia todo lo contrario: cuando los sistemas que un ransomware incapacita son los que dan soporte a un hospital, se pierden vidas humanas.

Ya hemos dicho muchas veces en esta recopilación que la Inteligencia Artificial hereda los sesgos de las personas que la construyen. Un ejemplo “peculiar” de esto ha sido el algoritmo de recorte de imágenes en Twitter durante la semana pasada. Siendo justos, los mismos ingenieros de Twitter han reconocido rápidamente que no eran conscientes de dicho sesgo, y que ya están trabajando para corregirlo.

Ya no gastamos combustible y generamos huella de carbono para viajar de un sitio a otro: ahora también lo hacemos para ir en avión al mismo sitio del que partimos, por el puro placer de poder ir en avión durante la pandemia. Lo llaman “vuelos a ninguna parte”, que quizá es precisamente a donde nos dirigimos todos: a ninguna parte.

¿Se puede vender todavía más humo que Elon Musk, llevando una empresa a una valoracion de más de 31.000 millones de dólares, consiguiendo que General Motors compre un 11% (y se comprometa a asumir la fabricación), y todo esto sin llegar a construir ni un solo prototipo de unos supuestos vehículos eléctricos con baterías de hidrógeno? ¡Sí se puede! Y quien ha podido se llama Trevor Milton.

Vale, puede que no acertaran mucho, pero desde luego este 1997 imaginado desde 1987 tiene mucho encanto.

Google ha construido este archipiélago de libros y escritores extrayendo la información de sus apariciones en la web, y la verdad es que el resultado es muy bonito.

¿Cómo hemos podido estar tanto tiempo sin saber que Polyphia existían? Rock Progresivo del de verdad, es decir: algo que nunca antes habías oído.

20200923

Esta época que nos toca vivir es quizá de las más fértiles en siglos para las teorías de la conspiración y las paranoias apocalípticas. Y, como en cualquier otra cosa, el sistema capitalista va a estar ahí para fomentar la creencia en la conspiración, cubrir las necesidades que genera, y extraer beneficios de ello (ya se trate de libros, conferencias, o ciudades-bunker): “The bunker business is just one instantiation, the grandest instantiation, of what you might think of as conspiracy capitalism. Conspiracy theories themselves are big business, of course, selling books, videos, conferences, and all kinds of merch. Then there is the economy that promotes conspiracy theories to sell goods such as supplements, survival gear, and yes, bunkers.”

Impactante, pero hasta cierto punto, poco sorprendente: una ex-empleada de Facebook relata los casos de abuso en la plataforma por parte de autoridades de diversos países para manipular opinión pública y elecciones, el escaso interés de la dirección de Facebook para detener o prevenir dichos abusos, y el tremendo impacto que la simple falta de tiempo de una empleada abandonada a su suerte por la dirección pueden tener en economías y países fuera de la órbita de USA y Europa: “As one of the few people looking for and identifying fake accounts impacting civic activity outside of “priority” regions, Zhang struggled with the power she had been handed. “We focus upon harm and priority regions like the United States and Western Europe,” Zhang wrote, adding that “it became impossible to read the news and monitor world events without feeling the weight of my own responsibility.” In Bolivia, Zhang said she found “inauthentic activity supporting the opposition presidential candidate in 2019” and chose not to prioritize it. Months later, Bolivian politics fell into turmoil, leading to the resignation of President Evo Morales and “mass protests leading to dozens of deaths.”’

Ampliando la información del enlace anterior, en El Diario prestan un poco más de atención a uno de las “operaciones inauténicas” detectadas por la ex-empleada de Facebook en España: el surrealista caso de los 672.000 bots que daban likes a la página en Facebook del Ministerio de Sanidad, y que las propias autoridades del Ministerio denunciaron a Facebook.

El periodismo digital sigue, en su mayor parte, ligado a imágenes y vídeos en 2D. En New York Times Research & Development nos dan una muestra de lo que puede suponer la realidad virtual y el escaneo-reconstrucción 3D de escenarios para contar historias periodísticas. El resultado es espectacular.

Dentro de la Future Conf Science Fiction que se celebró de forma online la semana pasada, esta mesa redonda es una muy buena introducción a una sub-corriente literaria de ciencia-ficción que prefiere imaginar futuros más optimistas y sostenibles: el Solarpunk.

Llegué a los vídeos de Youtube de carreras de canicas riéndome, y salí fascinado (y con cierto miedo a engancharme). Desde luego, funciona.

Este edificio de Paul Rudolph (y que se puede ver en varias escenas de la película Brainstorm) es de lo más ciencia-ficción que se ha construido, y ahora su supervivencia se ve amenazada por una posible demolición.

Cada vez tenemos más claro que, si queremos Cyberpunk, basta con poner un filtro de color rojo a nuestro día a día.

20200916

A estas alturas seguro que ya habéis visto las imágenes del cielo de San Francisco durante los incendios de California, pero las fotos con dron que hicieron en The Verge son de las más impresionantes. Por supuesto, todos hemos pensado enseguida en el inquietante parecido con las escenas de Las Vegas en Blade Runner 2049. ¡Y es que esta recopilación no se llama “20 minutos en el futuro” por nada!

Al mito de USA como tierra fértil para el emprendedurismo internacional y la innovación se le empiezan a ver demasiado las costuras, especialmente con la actual administración. Ante las perspectivas de alquileres desorbitados, regulación migratoria hostil, sistema sanitario precario, y racismo estructural, muchos de los fundadores relacionados con innovación y tecnología están optando por Canadá como base de operaciones: “The US is losing this competition not just because of bad policy; it now seems to be a dangerously racist place. One self-taught Nigerian coder I spoke to, Joseph Cobhams, dreamed of “building a product that a billion people use.” But when he visited New York City, he was stopped by police three times in two weeks.”

En un episodio nuevo de “Caseros de pesadilla”, en este artículo tenemos a la pareja de eco-emprendedores (o más bien, como se ve conforme avanza el artículo, de eco-especuladores) neoyorquinos que, sin previo aviso y en plena pandemia, trataron de echar a la calle a sus inquilinos, a los que estaban cobrando más de 800$ al mes por una habitación reformada ilegalmente sin ventana ni calefacción.

Y todo esto es sólo el principio (o el final) de una dinámica inmobiliaria insostenible, cuyos problemas son más obvios con la pandemia: ““We don’t finance housing in this country,” says Ron Shiffman, a city planner and tenured professor at Pratt’s School of Architecture. Instead, housing serves as a “financing tool.” The market encourages buyers, whether Saudi princes or the owners of yoga studios, to treat homes like banks, as places to put their money, whether or not they actually live in them. It also motivates developers to build luxury properties with the highest returns, housing fewer residents. In New York, the pandemic brought the dangers of this system painfully to light, as mass economic devastation made many people, even landlords like Gendville and Brooks-Church, suddenly desperate for real-time shelter.”

Muchas de las técnicas médicas que hoy damos por sentadas han nacido de crisis sanitarias como la que atravesamos. Este artículo repasa algunas que resultan muy llamativas: por ejemplo, el simple hecho de que los cirujanos se laven las manos, no es algo tan nuevo. “En 1840, los médicos pasaban de diseccionar cadáveres en la morgue a ayudar a dar a luz a un bebé en la sala de maternidad sin higienizarse o cambiarse la ropa. En una época en la que los gérmenes aún no se habían descubierto y se creía que la enfermedad era causada por miasmas u olores pútridos, el obstetra Ignaz Semmelweis planteó en el Hospital General de Viena la hipótesis de que las partículas cadavéricas eran las causantes de tantas muertes durante el parto. (…) El consejo de lavarse las manos, sin embargo, no fue aceptado de inmediato por sus colegas: significaba aceptar que ellos estaban causando las infecciones. Semmelweis perdió su trabajo y luego de un colapso murió en una institución psiquiátrica a los 47 años.”

Por aquí solemos criticar bastante las plataformas, sus apps, y su pobre relación con la privacidad. Pero la app de Radar COVID es una muestra de que se pueden llegar a compromisos haciendo las cosas de otra maneras: usando tokens sin relacion con datos personales, que además se renuevan cada 10 minutos, y con un control claro y sencillo para que el usuario active y desactive el matching. Y muy importante: liberando el código para que el que quiera lo pueda examinar.

Por este artículo hemos descubierto la historia del Proyecto Cybersyn, una especie de internet/business intelligence setentera (a base de Telex!) para la economía nacional de Chile, que se  proyectó durante el gobierno de Allende, y que en algunos sentidos anticipó muchas cosas (y que en otros, era demasiado tróspida).

¿Queremos tener un Bajo Eléctrico/Commodore en casa? Los expertos dicen: SÍ.

Jessie Frye ha lanzado nuevo album en pura etiqueta synthwave/retrowave, y el primer single y videoclip también están bastante majos.

20200909

En una de nuestras primeras recopilaciones ya recogíamos el artículo “Survival of the Richest”, donde Douglas Ruckhoff ya relataba como una sesión con inversores y emprendedores Tech sobre tendencias futuras a la que le invitaron resultó ser más bien un consultoria sobre como aquellos ricos podian “protegerse para sobrevivir al apocalipsis”: “I find it hard to believe this group of successful technology investors and entrepreneurs were really paying me for legitimate survival strategies so much as to serve as a kind of dungeon master for their fantasy role-playing session. The conversation was almost a form of theater dedicated to developing their collective, mutually reinforcing fantasy.”

En esta nueva continuación de ese artículo, Douglas Ruckhoff reflexiona sobre cómo la pandemia ha acelerado ese comportamiento que vio en aquella sesión (la casi-esperanza de que haya un apocalipsis para que los pudientes pudan aislarse de la gente común) y como, también nosotros, en mayor o menor medida, estamos replicando esas narrativas usando la Covid-19 como excusa: “No matter how many mutual aid networks, school committees, food pantries, race protests, or fundraising efforts in which we participate, I feel as if many of those privileged enough to do so are still making a less public, internal calculation: How much are we allowed to use our wealth and our technologies to insulate ourselves and our families from the rest of the world? And, like a devil on our shoulder, our technology is telling us to go it alone. After all, it’s an iPad, not an usPad.”

Mientras, la tecnología que, en parte, alimenta la fantasía de poder aislarnos y sobrevivir individualmente a crisis como la actual, también está dando lugar a situaciones como ésta. Ya no estamos compitiendo por un puesto de empleo, con su seguridad social, y con una serie de garantías: estamos compitiendo entre nosotros (de formas tan peregrinas como colgar móviles en árboles cerca de los centros de reparto de Amazon) por tener uno o dos repartos de comida/mercancía al día.

Si durante este verano habéis explorado en Instagram algunas ubicaciones vacacionales, habréis encontrado en los resultados de búsqueda muchas fotos de gente (atractiva) y muy pocas de las ubicaciones en sí. En este artículo se refexiona sobre si esto es por nuestro uso de Instagram, por el algoritmo, por las personas y organizaciones que crean el algoritmo, o por todo a la vez.

Parece que Animal Crossing es lo que fue Second Life por allá en 2007.

Debido al declive de audiencia en las religiones organizadas tradicionales, los “consultores de divinidad” han encontrado un nuevo nicho de mercado: las empresas y startups preocupadas por la “experiencia ritual y espiritual” de sus empleados y clientes. Con todo su cuajo.

Nos imaginábamos lo de Uber Eats con vehículos autónomos de otra manera, la verdad.

¿Os acordáis de Blink 182? (ya estamos otra vez dando la brasa con nostalgia de los 90). Su bajista, Mark Hoppus, tiene un proyecto paralelo (más electrónico pero igual de catchy) que se llama Simple Creatures y no está mal.

20200902

¿Pudiera ser que Anonymous no estuvieran muertos, sino que estuvieran de parranda? ¿O su supuesta resurrección es más artificial que otra cosa? Es difícil concluir algo, pero en este artículo se exploran ambas opciones, así como los orígenes del grupo (curiosamente comunes a la actual alt-right via 4chan y foros en su órbita).

Como puede que hayas leído este verano, de cara a un “amañamiento light” de las elecciones Trump le ha declarado la guerra al voto por correo, y en última instancia, al propio servicio federal de correo postal, en un intento de evitar que una porción de los ciudadanos no pueda ejercer su derecho a voto.

En este artículo, además de hablar de los obvios perjuicios al sistema democrático que esto comporta, también se señala una cuestión muy importante: lo fundamental del servicio postal como corazón de la América rural, sin el que miles de ciudadanos quedan aislados o sin acceso a medicamentos y otros bienes básicos: “In 2012, when the Postal Service planned on closing 3,830 branches, an analysis by Reuters showed that eighty per cent of those branches were in rural areas where the poverty rate topped the national average. You know who delivers the Amazon package the final mile to rural Americans? The U.S.P.S. You know how people get medicine, when the pharmacy is an hour’s drive away? In their mailbox. You know why many people can’t pay their bills electronically? Because too much of rural America has impossibly slow Internet, or none at all. These are the places where, during the pandemic, teachers and students all sit in cars in the school parking lot to Zoom with one another, because that’s the only spot with high-speed Wi-Fi.” 

El experimento Finlandés ha demostrado que cuando la gente tiene una renta básica para sobrevivir, su salud mental y física mejora, sus niveles de ansiedad bajan, y nadie deja de buscar empleo o de trabajar (de hecho, el desempleo desciende ligeramente). ¡Qué sorpresa!

Un “2” de más en un conjunto de datos puede dar lugar a curiosidades como esta especie de obelisco gigante en Melbourne (cuando se sobrevuela en Microsoft Flight Simulator, claro está). ¿Un glitch arquitectónico?

La crisis de la pandemia no ha hecho más que acelerar una cambio de paradigma que ya se venía cocinando desde hace tiempo: el de grandes estudios estrenando producciones en cines vs. plataformas de streaming. En este artículo se hace un buen repaso de ambos paradigmas y su contienda: “Theatrical release is no longer the dominant mode of distribution, and movie content is no longer king.”

Ser un poco granuja con protocolos radio no está reñido con los personajes adorables, y este “Tamagotchi for Hackers” es una buena prueba de ello.

¡Y ser un personaje adorable no es nada fácil! Al menos en Japón, donde el fenómeno Mascot sigue a tope, y donde hasta las fiscalías de distrito tienen su propia mascota. Os hemos dicho ya que sigáis @MondoMascots en twitter, ¿no?

En esta página semi-paródica de Mondo Magazine en 1993, podemos ver la de cacharros (casi todos de Sony, al parecer) que había que llevar encima para poder ser un ciberpunki de PRO. Hoy en dia las llevamos en un sólo dispositivo, con el plus de control e invasión de privacidad de las plataformas (aunque eso, en realidad, también es bastante cyberpunk).

Por aquí ya nos hemos declarado fans de Petros Klampanis alguna vez, y aunque este videoclip no es de ningún tema muy nuevo (es del album lanzado el año pasado) siempre da gusto revisitarlo.