Imposible empezar la última recopilación de este verano sin hablar del atentado a Trump. Este lúcido artículo de Guillem Martínez, más que analizar el hecho en sí, analiza la ya histórica foto, el casi inmediato aprovechamiento político del incidente en forma de puño alzado, y sus consecuencias:
“Sí, esa fotografía no solo limpia, sino que hace brillar a Trump. Reinterpreta su sentido. Lo cambia, incluso. Trump está asumiendo, en esa fotografía, algo que nunca ha sido suyo: la tradición demócrata, progresista, y una idea del deber sin épica, una gesta anónima de una sociedad de emigrantes. Una idea de unidad social que, precisamente, es lo que el trumpismo precisa eliminar y dividir para poder seguir existiendo.”
El propósito para el que se crean las IAs generativas no es el liberarnos de las tareas repetitivas: es el de rentabilizar (para provecho privado) toda nuestra existencia, desde nuestra infancia hasta nuestra vejez.
““Children should not have to live in fear that their photos might be stolen and weaponized against them,” says Hye. She worries that what she was able to find is just the beginning. It was a “tiny slice” of the data that her team was looking at, she says—less than .0001 percent of all the data in LAION-5B. She suspects it is likely that similar images may have found their way into the dataset from all over the world.”
Imagina alguien tan tan tan tránsfobo, que cuando California facilita que las niñas y niños expresen la identidad de género que quieran en la escuela, mueve fábricas enteras a otra parte.
Ese alguien es Elon Musk, y por supuesto, las razones reales del traslado son las de siempre: pagar menos impuestos y menores salarios.
Por supuesto, el otro gran tema ha sido Roro, uno de los primeros intentos de importar la narrativa hiperconservadora de las tradwives en España.
Aparte de que cada uno puede crear el contenido que quiera, para mí no es de recibo pasar por alto que Roro en realidad es un personaje fuertemente guionizado, con una intencionalidad marcada, un público objetivo determinado, y que incentiva narrativas y roles reaccionarios.
“Muchas ‘tradlifers’ son mujeres jóvenes que odian el trabajo y celebran los arreglos que las salvan del viaje matutino al trabajo”, escribía en una columna para Harpers.org. “Esta historia de las ‘tradwife’ engancha muy bien también con las redes sociales que ejercen ese poder aspiracional. Muestran un mundo perfecto en el que parece que tienen toda la vida resuelta”. Gómez lo define como “un movimiento reaccionario absolutamente machista” en el que “hay una profunda desigualdad y ellas solamente son jarrones bonitos digitales”
Justo sobre este giro “aspiracional” que tanto conviene al sistema capitalista habla este artículo: si cada uno de nosotros está pensando en cómo llegar a ser millonario (cosa imposible), crearemos menos lazos entre nosotros y nos organizaremos peor ante el privilegio. Para el capital, sale redondo.
“En un mundo en el que se valora más la acumulación de capital que las bondades sociales de una profesión, el trabajador se identifica menos con un oficio que con la figura del empresario exitoso, aun cuando nunca vaya a ser como él. El capitalismo no señala esa contradicción, sino que transforma ese espejismo en un horizonte. La depresión y la ansiedad reinantes son en muchos casos consecuencia de ese desfasaje, pero el mensaje que baja es que la culpa es del sujeto y no del sistema.”
Y es que, con la marcha que llevamos, hay antes robots que nos hacen de jefe mientras lavamos los platos antes que laven los platos.
“La revolución de los algoritmos, de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático está comenzando a hacer realidad uno de los grandes sueños del gran capital: desligar del trabajo todas las palabras que antes estaban íntimamente unidas a él. En el nuevo mundo de los algoritmos y plataformas digitales, las palabras “salario”, “baja”, “vacaciones”, “horario laboral”, “horas extra”, “convenio colectivo” o incluso “despido” han dejado de tener el mismo sentido o han dejado de tenerlo en absoluto.”
Y hablando sobre robots, dice Nvidia que los androides están más cerca de lo que pensamos, aunque muchos expertos se preguntan si las declaraciones atienden a una posiblidad real o están motivadas por la publicidad (o las dos cosas).
“Nvidia tiene un incentivo claro para decir estas cosas. Pero también creo que su empuje es real porque ellos no tendrían ninguna necesidad de meterse en robótica ahora mismo si no fuera porque quieren. Huang ha sabido ver las cosas muy claras muchas veces”, expone Ignacio Montesino.”
Me considero forofo del Crawly Wizard, ese loco trend un poco dungeonero de tik tok, en buena parte por este temazo dungeon synth que los bromistas del centro comercial han vuelto a popularizar.