20220302

Cuando ya creíamos que lo habíamos visto todo, un dictadorzuelo vil y miserable invade una democracia vecina (como en la primera mitad del siglo pasado). Este tipejo, además, tiene el valor de decir que lo hace para “liberar” a los invadidos del “nazismo”, cuando simple y llanamente se dedica a masacrar a la población por atreverse a votar lo que ellos han querido, y no lo que quería él.

“Ukraine’s determination to become a democracy is a genuine challenge to Putin’s nostalgic, imperial political project: the creation of an autocratic kleptocracy, in which he is all-powerful, within something approximating the old Soviet empire. Ukraine undermines this project just by existing as an independent state. By striving for something better, for freedom and prosperity, Ukraine becomes a dangerous rival. For if Ukraine were to succeed in its decades-long push for democracy, the rule of law, and European integration, then Russians might ask: Why not us?”

La ofensiva rusa va acompañada de una potente maquinaria de desinformación  (especialmente para consumo interno, pero no exclusivamente), y las grandes plataformas online son su vehículo principal para diseminarla. En este artículo se exploran algunos de los esfuerzos que las principales plataformas pretenden implementar para evitarlo (o al menos, eso dicen).

Ante las sanciones económicas desplegadas por la UE y USA, que ya comienzan a notarse en la economía rusa, se ha especulado que Putin podía encontrar en las criptodivisas una forma de sortearlas. Aunque habitualmente se nos vende el mundo de las criptomonedas como un territorio libre al margen de los estados, la realidad es que a estas alturas es un mercado razonablemente bien regulado (¡afortunadamente!) para evitar el blanqueo de sumas masivas de dinero.

Este artículo plantea una perspectiva muy interesante sobre las plataformas sociales. ¿Por qué en el mundo real no suceden a diario los abusos y el acoso que podemos ver en Internet? La respuesta parece simple, pero es muy relevante: porque en el mundo real hay límites fisicos para los actos y los comportamientos, y en las plataformas no. Por lo tanto, quizá la respuesta no sea tanto tratar de moderar la cantidad masiva de abuso que se produce a diario, si no más bien diseñar las plataformas para tener “integridad”: es decir, para incorporar límites y mecanismos que imposibiliten estos abusos.

“In a system where the worse your behavior is, the more you’re incentivized to do it, after-the-fact punishment is doomed to fail. Luckily, we have other approaches. After all, the physical city also doesn’t solve problems by surveilling and arresting everybody. Public health campaigns and social workers can help people before it’s too late. We build public spaces like farmers’ markets and libraries to create a sense of community.”

“We know what companies need to do. They need to prioritize integrity design, with concepts like physical-inspired limits and spam-fighting strategies. They need to keep some content moderation, but focus more on investigating attacks instead of metaphorically arresting people for littering. They need to hold strong and actually enforce their own policies. We also know what the public needs to do—either pressure the companies to do the right thing or persuade their workers, advertisers, or lawmakers to force them. Just quitting won’t work: your uncle will fall for violent conspiracy theories no matter how often you do or don’t log on to YouTube.”

¿Se han convertido los móviles en los “chupetes” de los adultos? Y si es el caso, ¿es eso necesariamente malo? Si para aliviar la ansiedad necesitamos tocar un aparato, a lo mejor es porque ese aparato nos hace sentir que estamos más “cerca” de amigos y familia en los momentos malos. Aunque, como todos los niños hacen, al final hay que crecer y dejar los chupetes.

“Moreover, during these tremulous pandemic years, smartphones have become a lifeline, enabling isolated people to reach out to others they cannot be with in person, and to engage in other activities such as telemedicine and shopping. “I certainly found myself reaching for my phone more during this time — even though my other devices have been just as readily accessible to me at home,” Melumad says. “I wouldn’t be surprised if others found themselves doing the same thing.””

Parece que el tópico de “vi mi vida pasar delante de mis ojos” puede tener algo de base científica.

“Justo antes y después de que el corazón dejara de funcionar, vimos cambios en una banda específica de oscilaciones neuronales, las llamadas oscilaciones gamma, pero también en otras, como las oscilaciones delta, theta, alfa y beta”, afirma. Estas ondas cerebrales son patrones de actividad cerebral, y estas oscilaciones se producen en relación con funciones cognitivas, como la concentración, el sueño, la meditación, la recuperación de la memoria, el procesamiento de la información y la percepción consciente, pero también a las asociadas con los recuerdos”

Aunque, por lo menos a mí, lo que me gustaría ver pasar ante mis ojos es esta sucesión de maravillosas bibliotecas: verdaderos “Templos de Libros”.

Y con otro ojo empieza y termina este videoclip de Trentemoller (DJ y compositor danés), y que tiene unos aires a The Cure que se agradecen mucho.