20200722

Una de cada cuatro cuerpos de seguridad del estado en USA pueden usar (y probablemente están usando activamente) tecnologías de renocimiento facial para identificar a protestantes durante las manifestaciones tras la muerte de George Floyd. Aunque IBM decidió dejar de ser proveedor en este campo, y Amazon ha aplicado el “parche” de no vender servicios de reconocimiento facial a cuerpos de policía durante un año, otros proveedores no tienen reparos en seguir trabajando con ellos.

Todo esto, junto a las detenciones aleatorias de manifestantes (o de peatones) que agentes sin identificar están llevando a cabo con vehículos particulares en Portland, hace que el futuro cercano de USA tenga bastante mala pinta. Y que no cojan ideas los países de aquí.

¡Y hablando de países de aquí! Obviamente, no está demostrado que un gobierno Ruso, o del PP, o del PSOE, .. o del PdeCat (que me parecería perfectamente posible) fuera el que plantara la aplicación espía en el teléfono de Torrent. Aunque quizá en NSO sí que lo sepan. Aun así, que un Estado sea cliente habitual de NSO Group (y anteriormente del Hacking Team) pues ya nos da cierta estética de la praxis democrática en ese Estado.

El incidente más sonado de la semana pasada fue, sin lugar a dudas, el ataque que sufrieron múltiples cuentas en Twitter de personalidades y compañías como Elon Musk, Obama, Joe Biden, Bill Gates, Apple, o Uber. El culebrón e intrahistoria se complica, más cuando es posible que empleados de Twitter hayan colaborado desde dentro para hacerlo posible.

Señora J.K. Rowling y compañía: que ustedes hablen de lo que les apetezca y haya gente que opine que ustedes son tránsfobos o racistas, en vez de otorgarles los tradicionales aplausos y palmaditas en la espalda a los que ustedes están acostumbrados, no es “la muerte de la libertad de expresión”. Es, precisamente, lo contrario.

Este extracto de “Broad Band: The Untold Story of the Women Who Made the Internet”nos trae un poco de intra-historia sobre “Colossal Cave” (el primer videojuego de aventura conversacional de la historia), su relación con la Mammoth Cave, y el papel de Patricia Crowther en su ideación/inspiración.

Esta escultura procedural en realidad aumentada es muy ciberpunki y lo mola todo.

Amon Tobin se ha sacado de la manga otro proyecto más (ya van unos cuantos), esta vez junto a Sylvia Massy (productora de Tool, Prince, Red Hot Chili Peppers, o Johnny Cash). En este caso no sé si llamar a esto prog-rock, electro-folk, o qué, pero la cosa promete.