Uno de las señas de identidad de la guerra cultural que lleva librando la alt-right desde hace unos años es dibujar a los colectivos más privilegiados como víctimas de la “persecución” y de la “opresión” de minorías o del resto de la sociedad. Véase: inversores millonarios de Silicon Valley montando un drama porque el periodismo, y parte de la sociedad, cuestiona cada vez más sus actitudes y modelo económico, en vez de seguir dándoles palmaditas en la espalda.
En este caso concreto, la excusa para la polémica ha surgido desde la comunidad “racionalista” de Internet. Como se relata en este artículo del New Yorker, si bien muchos de los valores y metas de los “racionalistas” (sí, lo voy a poner siempre entre comillas) son bastante loables (argumentos con datos, intentar auto-analizar los propios sesgos), la comunidad también ha contribuido en parte a dotar de legitimitad (pseudo-)intelectual a idearios racistas, misóginos, o hiper-capitalistas. También es, en muchas ocasiones, un ejercicio de auto-ficción.
Del Open Technology Fund ha salido financiación para herramientas de privacidad tan interesantes como la red Tor o Signal. Pero el Cleptócrata en Jefe de USA ya se está encargando de renovar la cúpula directiva y de eliminar el acceso por concurrencia competitiva a esas lineas de financiación, para así poder colocarlas a los amiguetes.
En cuanto a privacidad, los SOLID pods es la solución en la que Tim Berners-Lee (el creador de la World Wide Web) anda metido actualmente. Se trataría de un forma de estandarizar la propiedad de nuestros datos en Internet y de tener el control de a quién, para qué, y durante cuánto damos acceso a estos datos.
Está claro que todo el mundo de la cultura, especialmente el de las artes escénicas, está pasando por una crisis debido a la pandemia. Esto incluye también al periodismo cultural, y en este artículo se apunta a que, en parte, esto también se debe a que se sigue teniendo una concepción muy decimonónica (y pedante) de lo que es cultura y de lo que (supuestamente) no lo es.
Paul Verhoeven siempre ha dicho que con Starship Troppers pretendía hacer una sátira sobre fascistas que no son conscientes de su fascismo. La película hace esto de forma tan sutil que a veces es muy difícil diferenciar sátira de blockbuster, pero quizá en el momento político actual todo salta más a la vista: “Viewers see the future through their eyes, and it’s one forged on the equitable distribution of violence. Voting is violence, and those who use actual force are the only ones qualified to exercise that privilege. Women and men are equals in this militaristic future: they bleed the same, play on the same arena football teams, and buy into the jingoistic propaganda with equal enthusiasm. They don’t question their roles, the war they fight in, or the fascistic nature of their government, their uniforms, their attitudes.”
10 años de nuestra estrella más cercana en 1 hora: espectacular y extrañamente relajante.
¿Se puede usar un Teleobjetivo Canon con la cámara de la Game Boy? Los expertos dicen: pues claro que sí.
Este video es una explicación muy didáctica de un pequeño accidente que daría forma al sonido mágico de los 80: el Gated Reverb en las baterías, descubierto por casualidad durante la grabación del tercer disco en solitario de Peter Gabriel.
Y el ultimo álbum de The Midnight es justo eso: pura magia, directa desde los 80.